lunes, 16 de diciembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (15): comentario sobre denuncia científica

Más máster, más epistemiología sobre ética y conciencia social de la ciencia. ¿Conoceis iniciativas como la Union of Concerned Scientists?

Asignatura: epistemiología de la ciencia
Tarea 8: explicación y comentario sobre una denuncia de la Union of Concerned Scientists




Igual que el hombre puede ser un lobo para el hombre (frase atribuida a Plauto y posteriormente popularizada por Hobbes), la ciencia puede ser dañina para el hombre, pero también para la propia ciencia. La comunidad científica cada vez incide más en la responsabilidad social de la ciencia, pero los actores de la ciencia pueden jugar en ambas caras de la moneda: denunciando a la ciencia socialmente dañina, o impulsándola.

Una de las últimas denuncias publicadas por la Union of Concerned Scientists (UCS) recupera la ya clásica lucha a favor del medio ambiente, centrada en la influencia negativa del uso mayoritario de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón, que aumentan la presencia de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero, entre otros riesgos para el medio ambiente. En el artículo Climate disinformation, los autores denuncian el uso de la desinformación científica a favor de los intereses de la industria.

Es una vieja historia de la ciencia: lo bueno también puede ser malo. Los intereses económicos y políticos impregnan la ciencia una vez ésta pasa a ser parte importante de la economía (en mayor medida) y la política (en menor medida). El caso del cambio climático es paradigmático. Pese a las dudas y debates en torno a cuándo y cuánto afectará en el medio-largo plazo, el consenso científico es casi total: está parcialmente causado por el efecto del hombre y daña su entorno y su salud. A pesar de ello, y de las evidencias científicas, apenas hay acuerdo para emprender acciones reales y efectivas para mitigarlo. Sed ha visto claramente, una vez más, en la Cumbre del Clima que acaba de terminar.

La USC recuerda cómo, pese a las advertencias de hace décadas de los propios científicos implicados en el desarrollo de la industria de tecnologías fósiles, ésta no sólo ignoró sus mensajes, sino que trató de restarles valor e incluso tergiversarlos para mantener sus intereses. Ha pasado en numerosas ocasiones, como por ejemplo con la industria tabaquera. La desinformación generada por esta industria ha derivado en iniciativas como la llamada greenwashing, que trata de considerar inocuas o beneficiosas para el medio ambiente ciertas prácticas, en este caso el uso mayoritario de combustibles fósiles. 




La USC trata de unir la investigación científica en principio independiente con la acción ciudadana para combatir ciertas prácticas, en este caso la defensa del uso continuado de combustibles fósiles. Se trata de un claro ejemplo de cómo la ciencia trata de integrarse en la sociedad e implicarla, haciendo uso del tan perseguido concepto de ciencia ciudadana. Además, este tipo de iniciativas podrías encuadrarse en la búsqueda de una ciencia basada en la Investigación e Innovación responsable (RRI), que se basa en la transparencia, la ética, la buena gobernanza, la ciencia abierta, la educación científica y la participación ciudadana. 

La ciencia, según proclaman estas iniciativas, debe ser buena para el hombre y su entorno. La dicotomía entre las ventajas de los combustibles fósiles y sus riesgos se inclina hacia éstos últimos al considerar más los aspectos ambientales que los económicos, por ejemplo. Los movimientos herederos del Science for the people priorizan el bienestar de la sociedad global y su entorno a los posibles beneficios individuales, y piensan en el medio y largo plazo, no sólo en el corto plazo. 

Se trata de medir la influencia de la ciencia en el entorno humano. A veces, es necesario ponerle puertas al campo científico, ya que la ciencia tiene la capacidad de dañar al hombre. No se trata sólo de ética, que también, sino de riesgos sociales. Ámbitos como la filosofía, la comunicación y la sociología pueden colaborar en la lucha por fomentar mensajes apropiados, pero su peso y relevancia puede no ser suficiente.

Otro de los factores que entran en esta ecuación es el poco peso que tradicionalmente se le ha dado a la comunicación de la ciencia. Es precisamente su uso, en forma de desinformación, el que se arroga la industria, quizá beneficiándose de la falta de impulso de una correcta información, comunicación y divulgación científica. En este caso, finalmente se ha conseguido ganar esta batalla: al consenso científico se une un consenso social que admite los riesgos y daños que produce un uso ilimitado de combustibles fósiles. El problema es que, pese a este convencimiento, ni la sociedad ni la ciencia se imponen a la economía y la política. 

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