viernes, 20 de diciembre de 2013

Informes manidos sobre sostenibilidad sanitaria: papelotes

Saludos. La idea de esta entrada me surgió cuando llegó a mis manos el informe (aquí, un resumen) que nació de la subcomisión para las reformas y la sostenibilidad del SNS, en el Congreso, y que resumía las aportaciones de todos los actores sanitarios que habían explicado su punto de vista en la Cámara Alta (sociedades científicas, colegios, profesionales sanitarios, organizaciones de pacientes...). A su opinión se sumaban recomendaciones aportadas por las autonomías. El informe completo, aquí.

El informe, y la subcomisión, salieron adelante sólo con PP y UPyD, ya que PSOE, IU, CiU y PNV la abandonaron por desacuerdos varios, pero eso es otra historia. El caso es que las 17 conclusiones del informe, y buena parte de lo incluido en las decenas de páginas que lo componen, lo podría haber escrito yo (o tú), y no sólo ahora, que llevo 9 años especializándome en salud y sanidad, sino a los pocos meses de relacionarme con el sector. No porque yo sea un genio, que disto mucho de serlo, sino porque las conclusiones del texto, lo que se destaca como hoja de ruta, era sencillo, simple, vacuo, superficial, generalista.

¿Conclusión? El infome vale (a mi entender) para poco, repite lo que ya habían sugerido antes decenas de documentos en los últimos años, y engrosa la lista de soluciones teóricas manidas y, en su mayoría, aceptadas por todos.

Cada día quedan menos árboles. A ver si lo que escribimos puede tener la mayor utilidad posible...


Este informe sólo es un gancho para escribir al respecto. No quiero arremeter particularmente contra él. Incluso es mejor que otros muchos que he leído en los últimos años, surgidos de observatorios, fundaciones, consultorías, etc. A lo que voy: no quiero leer más que el profesional sanitario debe tener más peso en el SNS, ni que hay que empoderar la atención primaria, ni que hay que evaluar más y mejor, ni que hay que crear un espacio sociosanitario, ni que hay que revisar el modelo retributivo del médico, ni que hay que fomentar la gestión clínica (en su significado original), ni que el paciente debe ser el centro del sistema.

La historia se repite
No porque no lo considere necesario, que sí (como todos), sino porque ya lo sé, porque es lógico y obvio, y porque a los agentes sanitarios de máximo nivel y responsabilidad, y a los políticos implicados, les exijo mucho más. Más concreción, más ideas nuevas, más bajar al barro y abandonar las alturas, y más esfuerzos para que tanta teoría se convierta en práctica. No será sencillo, pero forma parte de su responsabilidad. ¿Para qué gastar tiempo y tinta pidiendo siempre las mismas ideas generales? Basta de informes y documentos baldíos y manidos. He hecho una breve búsqueda en el archivo del medio en el que trabajo, y cada año se repiten los mismos titulares al respecto (culpa del sector por repetirse... y culpa nuestra por publicar tanto lo que no es nuevo)

¡Al grano!
Aunque no es del todo comparable, esta semana se han conocido las recomendaciones de 12 sociedades científicas, dentro de un compromiso por la calidad sanitaria firmado con el Ministerio. Las sugerencias eran más clínicas que de gestión, pero eran muy, muy concretas dentro de cada especialidad. Casi una pequeña guía clínica. Un buen ejemplo de lo que, extrapolando la idea a la gestión y política sanitaria, debe ser cualquier texto que busque mejorar la calidad y la sostenibilidad del SNS. Digo yo, vamos.

PD: Por cierto, que felices fiestas, vacaciones, fin de año, salida, entrada...A ser todo lo felices que podamos y nos dejen.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

¿Hay que vincular gestión clínica con privatización?



Saludos después de demasiado tiempo sin escribir por estos lares. Una luxación de hombro, la consiguiente baja laboral y líos varios me han impedido escribir todo lo que habría querido... Llevo semanas para hacer una entrada y por fin he encontrado el gancho que me ha animado. Twitter ha sido fiel reflejo de una realidad que empieza a tomar forma.

Hay un par de conceptos que en los últimos días se relacionan mucho, y no tengo claro si está justificado o no: gestión clínica y privatización. Empiezan a citarse uno detrás de otro, como nombre y apellido, como si su unión fuera un silogismo. Yo creo que ni lo es ni debe serlo, aunque comprendo que muchos duden o teman al respecto y se amparen en excesivos intereses creados. Veo la gestión clínica como una buena idea, aún por desarrollar, pero de buen fondo, a priori. La privatización no es de mi agrado, sobre todo si hay alternativa pública, que la suele haber. Pero no me quiero liar con el debate público-privado.

La transparencia debe ser fundamental en el proceso de gestión clínica (imagen extraído del blog de Julio Zarco). 


Hace unos días se hizo público que el Ministerio de Sanidad ha elegido a una empresa de Manuel Lamela para estudiar cómo podría funcionar la gestión clínica en el Hospital de Melilla. Desde entonces he visto en demasiadas ocasiones usar gestión clínica y privatización casi como sinónimos. Hasta el Ministerio ha negado que sean esas sus intenciones. Creo que, al partir con seguridad de este vínculo, confundimos churras con merinas (cada vez más, así en general). 

Me explico: ¿No quiere la gran mayoría del sector sanitario más gestión clínica por parte del profesional? ¿Sí, verdad? Lo ha pedido la OMC, sociedades científicas, sanitarios de a pie, partidos políticos...Quizá dé miedo es que varios médicos se constituyan en una empresa, con lo que ello supone. ¿Vemos mejor una empresa privada ajena al sector que una fundada y gestionada por médicos? Es sólo una de las preguntas que me hago.

En el caso Lamela-Melilla entendí la reacción de muchos agentes sanitarios al temer una privatización, ya que el exconsejero ya ha trabajado en ese sentido y, además, no ayuda el hecho de que esté imputado por la justicia. No es difícil pensar en la famosa puerta giratoria. Dicho sea de paso, no habrá mil empresas más a las que adjudicar un estudio que a la de alguien imputado... Pero, en fin, tampoco quiero ir por ahí. 

El caso es que, desde que surgió esa noticia, se ha exacerbado algo que ya había escuchado por ahí, no sólo por twitter: que promocionar la gestión clínica es un primer paso para privatizar. No digo que no vaya a ser así, porque, tal y cómo estamos, fiate de la virgen y no corras, pero...¿Por qué asumirlo a priori? Son conceptos diferentes y, además, no tienen nada que ver, per se, uno con otro. 

Rodríguez Sendín: "Hay que proceder a la tercera descentralización, a la gestión clínica: dar a cada equipo o servicio los recursos para que los gestionen. Y luego medir cómo han funcionado, pero no en función del ahorro, sino del resultado". ¿Estamos de acuerdo?¿Cómo lo hacemos?

 Hablando el otro día con unos colegas del gremio, pensaba ayer que lo anunciado por Madrid para su atención primaria puede tener algo que ver con este vínculo creado: la dupla González-Lasquetty dice que quiere dar la gestión de algunos centros de salud a profesionales, que podrían constituirse en empresas para  gestionar su centro de salud. Así lo hacen ya las EBA en Cataluña, y un modelo parecido ha arrancado en Galicia, aunque en este caso se ha especificado que la gestión no puede derivar en empresas con personalidad jurífica propia. 

Madrid ha ido más allá y ha dicho que, si los sanitarios no están dispuestos a dar el paso, serán empresas privadas las que se encarguen de esa gestión clínica en primaria. Por ahí viene el debate y, probablemente, el lío. Ojalá los médicos quieran, puedan y les dejen. No es Madrid el mejor ejemplo de feeling entre Administración y personal sanitario.

Madrid es sólo un ejemplo, y ojalá no tomemos la parte por el todo: no liguemos así de fácil, a la de tres, gestión clínica con privatización, y no dejemos ambos conceptos juntos grabados a fuego, porque flaco favor le haremos a una reivindicación de casi todos los médicos: gestionar más de lo que gestionan ahora. Si los malpensados aciertan (que no es raro, lo admito, en el SNS actual), y se generaliza que la gestión clínica se convierte en privatización, seré el primero en quejarme bien alto y en reconocer a mucha gente como visionaria. 

Quizá estemos poniendo la venda antes que la herida, posiblemente alentados porque, últimamente, en sanidad no se escucha mucho al profesional y el político tiende a actuar por otros motivos. Pero eso es otro debate...¿o es el mismo?


El que habla es un profesional sanitario. Según denuncian muchas sociedades científicas y profesionales de a pie, así les reciben los políticos. Unos hablan de diálogo, otros de oídos sordos.


 PD: Gracias a @jarreth47 por su ayuda en esta entrada. Lo que sabe de estas cosas...

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Vacunas, varicela, política, economía y clínica: ¿Qué hay? ¿Qué se quiere? ¿Qué se entiende?



Saludos, mundo. Tras el parón veraniego, en el que difícilmente podía haber escrito otra cosa que no refiriera a bares, cervezas, barbacoas, cervezas, fiestas rurales, cervezas y actividades variadas con niños (y alguna cerveza), no sabía si escribir esta nueva entrega sobre sanidad en Madrid o sobre vacunas. Dura dicotomía...

En el primer caso, la privatización en Madrid se me antoja, entre otras muchas cosas, una carrera de autos locos (por eso de la judicialización), pero mi anterior entrega ya versó sobre esto y el tema empieza a saturarme según escribo estas palabras. Así que...a otra cosa.

He aquí los autos locos, esa serie de dibujos generacional que seguro recordaréis. Pues bien, su título le va que ni pintado al proceso de privatización en Madrid: entre tanta indefinición, hay tantos recursos y judicialización que, cuando se traduzcan en autos, esta viñeta se quedará corta. Aclarémonos, ¿no?

En fin, dejemos Madrid (por cierto, esto lo cantaba, con sorna y desenfado, Leño hace 30 años, que me ha venido a la cabeza...). 

Me centro en todo lo que ha dado de sí el posible bloqueo del Gobierno al suministro privado de la vacuna de la varicela en aquellas CCAA que no tienen financiado su uso a los 12 meses (sólo lo hacen Madrid, Navarra, Ceuta y Melilla). Más allá de la noticia en sí, y de lo que queda por saber (aquí dejo la lectura que hice en Diario Médico), me interesa, y por eso este blog se llama a sí, todo lo que se ha "trinado" en twitter sobre este tema, que no ha sido poco. 

Huelga decir que el primer debate es meramente científico, clínico, y alude a si vacunar a los niños a los 12 meses es mejor, peor o ni lo uno ni lo otro, en comparación con hacerlo a los 12 años. Como casi siempre, hay opiniones para todos los gustos. La Asociación Española de Pediatría (AEP) aboga por vacunar a los 12 meses, pero el Consejo Interterritorial pactó (ojo a las citadas excepciones de Madrid y Navarra) que las CCAA lo hagan a los 12 años. 

Sobre esta base, parte de la comunidad científica alude a un 15 por ciento de casos de varicela que se complican en la niñez, y señalan que con una vacuna temprano podrían paliarse. Otra parte de los clínicos ve la varicela como una enfermedad más leve que grave, y cree que es suficiente con vacunar al principio de la adolescencia. Se habla de ahorros económicos, criterios clínicos, desplazamientos de la infección, posibles casos de herpes zoster, prevención, sobreuso...Lector, por favor: fill the gap. Primer paso: ¿cuándo vacunar?

Arriba, el calendario vacuinal aprobado en el Consejo Interterritotrial del pasado marzo. Abajo, el que maneja el Comité de Vacunas de la Asociaciçón Española de Pediatría. Ya podían ser idénticos, pero no...

Es otra parte de la noticia la que más me ha llamado la atención y, como periodista y usuario del SNS, tengo que lamentar que, como casi siempre, cueste saber de la misa la mitad. Hay varios actores en juego. El Ministerio de Sanidad, que, por medio de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), ha bloqueado el envío de la vacuna a farmacias, siempre según fuentes del laboratorio que la comercializa, que dice hallarse en una posición difícil: ¿cómo criticar al jefe? También entra en juego la Asociación Española de Pediatría, que no ve razones para dudar de la compañía pero que no quiere criticar al Ministerio, que critica el desabastecimiento y que sigue insistiendo en que es un error no vacunar cuanto antes. Con esta realidad, unos cuantos, que deberíamos informar al sector lo mejor posible, tratamos de bucear y de extraer conclusiones. De intentarlo, casi nos ahogamos. 

A mí me surgen más preguntas que respuestas, y sólo de algunas intuyo, por lógica, la respuesta. A saber:
¿Por qué el Ministerio no confirma o desmiente que escribió al laboratorio para decirle que dejara de suministrar? 
¿Por qué Sanidad no emite una nota pública explicando sus razones, clínicas, económicas, políticos, o de otro calado, para impulsar, si es que lo ha hecho, el bloqueo de la vacuna? 
¿Por qué el laboratorio no hace pública la comunicación que recibió de la Aemps, si la tiene en su mano? 
¿Cómo interpetar que, al margen de la AEP, que en principio representa a los pediatras, me encuentre con tantos profesionales que prefieren, en este caso, la postura del Consejo Interterritorial y le dan la razón con la vacuna a los 12 años? 
¿Cómo lidiar con el runrún de que las sociedades científicas pueden estar excesivamente apegadas a la industria?
¿Por qué un padre que quiera pagar 70 euros y vacunar a su hijo, fiándose de las recomendaciones de su pediatra, se queda sin vacuna en las farmacias Toledo, cuando en Madrid las sigue habiendo? 
Barriendo para casa, ¿por qué el ciudadano apenas se entera de qué va el percal, se queda con cara de tonto escuchando varias versiones, algunas incompletas, y concluye que al final, le afecte o no directamente, paga el de siempre? Y, extrapolando, que me tira la profesión: ¿Por qué algunos nos lo ponen tan difícil a los medios?
Detalle (el pdf completo, aquí) de una opinión al respecto de la Aemps, documento al que tuvieron acceso mis colegas de Gaceta Médica. El Ministerio aclara algo su postura, pero, por lo visto en twitter y por lo que he hablado con varios profesionales, no hay acuerdo entre clínicos sobre si se respeta, o no, la ficha técnica de la vacuna vacunando a los 12 meses



Más que responder, pienso en alto. Me gustaría que el Ministerio fuera más transparente y accesible; es reticente hasta cuando le llamas para que te cuente algo que puede dejarle en buen lugar. Además, estaría bien que las decisiones políticas que toma el Interterritorial tuvieran detrás un mayoritario consenso clínico, aun sabiendo que éste no es siempre homogéneo entre los propios médicos. Quizá si las sociedades científicas tuvieran menos relación con las compañías farmacéuticas (si, de ser así, su fuerza, investigación, formación y asesoramiento se verían afectados, es otro debate), sus recomendaciones clínicas serían respetada por una mayoría más aplastante. 

Y, de nuevo, barro para casa: sé que es algo endémico, pero si consiguiéramos pulir el contenido ideologizante-politizante-partidista que los medios solemos meter a las informaciones, y si quien lee o escucha no estuviera ya predispuesto a interpretar el mensaje en cierta dirección, a lo mejor habría menos conflictividad y la gente andaría menos encendida y despistada. Lo que planteo es poco menos que la vie en rose, pero, al menos, habrá que intentarlo, ¿no?