viernes, 29 de noviembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (4): un ejemplo de divulgación en forma de artículo científico

Más madera. Seguimos con entradas que realmente son tareas para el máster (ver post anteriores). Ya que son públicas, si además de los profes y algún compañero, alguien más quiere leerlas, son todas suyas ;)

Asignatura: Publicaciones y congresos científicos
Tarea 2.2. Escribir un artículo

Tenía pensado utilizar una película para contarla mediante la estructura IMRAD, pero me parecía demasiado complejo/loco/asaberquépasa, así que tiro por algo que tiene cierta relación con lo que nos ocupa. Voy a aplicar el IMRAD a la preparación y desarrollo de un evento de divulgación científica, uno de los que preparamos en el ISCIII (donde trbajo como coordinador de Contenidos Digitales) para la reciente Semana de la Ciencia. ES más sencillo, se ajusta más al marco IMRAD y me permite hacer algo más fácilmente comprensible.

Introducción: La Semana de la Ciencia y la Innovación es una iniciativa europea que se celebra en múltiples países y ciudades, con el objetivo de dar a conocer a la sociedad, de modo sencillo y entretenido, las actividades científicas que realizan diferentes agentes vinculados a la ciencia y la investigación. El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Organismo Público de Investigación dedicado a la investigación en salud, se suma a la Semana de la Ciencia con varias actividades preparadas por su Unidad de Comunicación/Cultura Científica, con ayuda de los investigadores del Instituto y de sus centros. Una de estas actividades, organizada por la Unidad de Investigación en Cuidados y Servicios de Salud (Investen-isciii), lleva por nombre 'Contando ovejitas', y trata de dar a conocer y divulgar un proyecto destinado a cuidar y mejorar el descanso y el sueño de los pacientes hospitalizados.

Métodos: Tras contactar con Investén-isciii para preparar con tiempo una actividad para la Semana de la Ciencia y la Innovación, se barajaron diversas opciones entre las responsables de Investén y los responsables de la Unidad de Comunicación/Divulgación Científica. Finalmente se eligió como base de la actividad la divulgación del Proyecto SueñOn, que investiga en torno al desarrollo e implantación de medidas y acciones que faciliten y mejoren los periodos de sueño y descanso de los pacientes hospitalizados, con especial implicación de las enfermeras. Se decidió el lugar de celebración de la actividad (varias salas de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo del ISCIII), se prepararon los materiales, se debatió el mejor formato y se preparó todo lo necesario para publicitar la celebración de la actividad, de modo que las personas interesadas pudieran registrarse. Los protagonistas de la actividad fueron alumnos de un Instituto de Educación Secundaria de Madrid, en el primer turno, y estudiantes de una escuela de enfermería también de Madrid, en el segundo. La actividad consistía en una suerte de 'escape room' a oscuras, de la que los participantes debían salir sin despertar al paciente -un maniquí-, descubriendo pistas con las que adquirían los conocimientos necesarios para, además de no molestar al paciente, abandonar la sala cumpliendo con todos los objetivos para su mejor descanso.

Resultados: La actividad cumplió con su objetivo al llenar el aforo, ajustarse a los tiempos y formatos previstos, y al contar con la participación e interacción de los alumnos y estudiantes. Aunque casi ninguno de los grupos participantes sacaron la máxima puntuación -que se lograba al reunir todas las pistas y actuar y salir de la 'escape room' cumpliendo todos los parámetros de descanso-, la mayoría supo seguir las pistas y abandonar la habitación respetando aceptablemente el descanso del paciente-maniquí. Además, tras consultar y comentar con los participantes, cómo habían superado la actividad, la mayoría había comprendido y aplicado qué pautas son necesarias para mejorar el descanso de los pacientes en un hospital. También aseguraron haberse entretenido durante la actividad, y haber conocido más sobre la labor de las enfermeras y el funcionamiento de un centro hospitalario. Se informó sobre la actividad, y se hizo divulgación al respecto, en la página web del ISCIII y en sus redes sociales, tanto de forma previa, como durante su celebración, y al concluir.

Discusión: Dados el escaso interés por la ciencia de la población española, la mejorable comprensión de la ciencia por parte de niños y jóvenes, las carencias en formación sobre comunicación entre la comunidad científica, y la necesidad de seguir impulsando la divulgación de la ciencia desde las Administración Públicas, recomendamos mantener y fomentar este tipo de actividades, dedicando más recursos a ello y situando la comunicación y la divulgación de la ciencia como elemento central en las políticas globales de los centros públicos de investigación.

Declaración de transparencia: el autor del estudio trabaja en el centro donde se realizó la actividad que centra este trabajo, aunque realiza esta investigación a título personal. No ha recibido ninguna contraprestación económica específica por ello, más allá de su salario general como trabajador del ISCIII, y no tiene conflictos de interés que hayan podido influir en esta publicación (más allá, de nuevo, de su vinculación con el Instituto, ajena a la labor que nos ocupa).

Agradecimientos: El autor manifiesta su agradecimiento a las personas implicadas en la comunicación y la divulgación de la ciencia.

Bibliografía: no es preciso acompañarla, dado el carácter del trabajo.

PD: La actividad que describo en este paper improvisado se puede ver aquí

Aprendiendo sobre comunicación científica (3): análisis del IMRAD en dos papers

Nueva entrada con contenido del Máster de Cultura y Comunicación de la Ciencia. 

Asignatura: Publicaciones y congresos científicos
Tarea 2.1. Artículos científicos en Internet

Para este ejercicio, he escogido dos publicaciones del ámbito de la salud y la medicina, que es del que me ocupo en mi trabajo. Uno de ellos es de una revista española de salud pública, Gaceta Sanitaria, y otro de una revista internacional sobre enfermedades tropicales y desatendidas, PLoS Neglected Diseases.

Primer paper: Mortalidad por complicaciones médicas y quirúrgicas, impacto de la crisis y gasto sanitario en España 2002-2013. Gac. Sanit. 2019; 33(6):504-510.

La estructura clásica del IMRAD responde a las partes Introducción, Métodos, Resultados y Discusión. En este artículo publicado en Gaceta Sanitaria se reconocen bien estas cuatro partes, aunque no reciben el mismo nombre. Este paper se distribuye en Objetivo (equivaldría a la Introducción), Método, Resultados y Conclusión (equivaldría a la Discusión). 

Las cuatro son sencillas de localizar porque al inicio del paper hay un Resumen que explica brevemente cada una de las cuatro. Más allá de este resumen, si se lee el artículo completo, también se reconocen las cuatro secciones (cada una de ellas tiene un encabezado que la destaca y separa de las demás), aunque se añade una quinta parte, Discusión, que sí coincide con el clásico IMRAD, y que se incluye entre los Resultados y la Conclusión. Como mandan los cánones, aparecen, tanto en el resumen como en el paper completo, en orden cronológico. 

Además, al final del paper se añaden dos pequeños apartados (¿Qué se sabe sobre el tema? y ¿Qué aporta el estudio a la literatura?) muy útiles, que quizá podrían incluirse, si tratamos de ubicarlas en el IMRAD, en la Introducción y en las Conclusiones, respectivamente. El paper concluye con una declaración de tranparencia y otra sobre cómo se ha financiado (muy recomendables), y con la clásica bibliografía (punto éste que, creo, no se incluye en el clásico IMRAD, lo cual me llama un poco la atención).

Un último detalle. El lenguaje es bastante comprensible, aunque es cierto que la epidemiología y la salud pública facilitan una comunicación que puede ser menos técnica que otras disciplinas de carácter más clínico. 


Segundo paper: Novel association of five HLA alleles with HIV-1 progression in spanish long-term non progressor patients. PLoS One. 2019; 14(8): e0220456.

En este caso, a diferencia del estudio anterior, el abstract (resumen) no incluye literalmente las 4 partes de la estructura IMRAD, aunque sí sigue un orden cronológico en el que pueden observarse una Introducción, los Métodos, los Resultados y una Discusión (apenas esbozada al final). 

Tras el abstract, el paper completo sí incluye las 4 piezas clásicas del IMRAD: Introducción, Métodos (citado como Materiales y Métodos), Resultados y Discusión. Cada una de estas 4 partes aparece citada con en encabezado que la diferencia y separa de las demás, por lo que es sencillo detectar el IMRAD, que en este caso se ajusta 100% a los cánones clásicos. 

Al final del paper se incluyen los agradecimientos, la contribución de cada investigador y la bibliografía. No se incluye información sobre posibles conflictos de interés ni sobre la financiación del estudio, lo cual siempre es deseable, en pro de la transparencia.  

El lenguaje es muy técnico. Incluso dentro de la dificultad que supone un paper sobre estudios básicos de la biología del VIH, no se observa un esfuerzo por facilitar la comprensión a posibles lectores de otras disciplinas biomédicas o científicas, ni por supuesto nada que indique una hipotética lectura por una persona sin formación científica. De acuerdo en que el paper se dirige a profesionales, por lo que no cabe la objeción, pero ¿no sería recomendable incluir en un paper un resumen menos técnico, dirigido a facilitar la comunicación científica de la investigación a personas no profesionales? 


PD-extra: Tercer paper. Access to prompt diagnosis: the missing link in preventing mental health disorders associated with neglected tropical diseases. https://doi.org/10.1371/journal.pntd.0007679

Lo cito porque había elegido éste como segunda opción. Vi que era más una revisión-análisis que un artículo original, así que preferí escoger otro que se adecuara más a la localización del IMRAD. Como señalan los apuntes y las lecturas, no se trataría de una investigación primaria, sino de una revisión, en las que se flexibiliza el IMRAD. En este caso, sólo hay dos elementos del IMRAD clásico: Introducción y Resultados. 









jueves, 28 de noviembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (2): confianza en la ciencia

Segunda entrada con contenido del Máster de Cultura y Comunicación de la Ciencia. Como os dije, el blog estará varias semanas tomado por ejercicios prácticos, un contenido que por otro lado no está nada mal...

Asignatura: Epistemiología de la ciencia
Tarea 2. redacción texto ciencia

Tal y como encomienda la tarea, escribo a bote pronto y sin elaborar.

Confío en la ciencia. No me sería fácil explicar el por qué. Es cierto que lo primero de lo que uno suele fiarse es de sus sentidos, recurriendo al clásico "si no lo veo, no lo creo", algo no demasiado fiable, tal y como explica Chalmers en su texto '¿Qué es esa cosa llamada ciencia?'. La individualidad y las interpretaciones entran en juego. 

Confío en la razón. Sobre todo, creo en el espíritu crítico, en la duda, en la capacidad de desconfiar, en las mentes abiertas, en equilibrar siempre las emociones con la razón. Todo esto me ayuda a confiar en la ciencia, en la que creo porque supongo que es la mejor manera de explicar la vida. No la más sencilla ni complaciente, que para eso están la fe y la religión, pero no puedo sentirme más alejado de ambas. 

Además, la ciencia me divierte, me entretiene y me sorprende, también buenas razones para sentirme atraído por ella.  También confío en la ciencia porque se contrapone a las meras creencias. Porque puede discutir y rebatir los dogmas de fe. Porque es un arma para la cultura social. Porque me ofrece asideros para lo que no puedo entender, lo que implica tener confianza en quienes dan por válido algo que yo no puedo explicar, pero al mismo tiempo deja la rendija abierta a cambiar de opinión cuando yo mismo, o los científicos de quien me fío, me digan que lo que antes se creía A ahora es B. Dar algo por seguro sabiendo que podría cambiar no es fácil, pero es bonito, y es ciencia. Fiarse de la comunidad científica contraviene nuestra individualidad, pero es bueno. 

La confianza en la ciencia llega también, claro, por razones más mundanas. Arregla problemas. Facilita soluciones. Cura enfermedades. Y no sólo eso: también promete. Pese a que esta promesa pueda acercarnos a la fe, la ciencia se puede permitir prometer cosas apelando a la razón y la lógica, porque se base en ese asidero aceptado por la mayor parte de la sociedad que nos explica la vida, al menos en parte. Me gusta la ciencia porque está llena de interrogantes, y los interrogantes, aunque a veces molestos, dan mucho juego. Ayudan a avanzar, y esto es más fácil cuando, por experiencia, sabes que la ciencia dará algunas respuestas. 




Lo complicado de la ciencia es regularla, ponerle límites, barreras o normas. En parte, porque no siempre es fácil comprenderla, y porque debe adaptarse a principios socialmente aceptados como la política, la ética y los intereses. Jon Umérez, en su 'Epistemiología entre la ciencia y la ética', dice: "Muchas veces discutimos si se debe o no se debe hacer X (permitir X), cuando lo difícil es comprender y evaluar qué es X". La base de la ciencia podría solucionar la última parte de la frase, pero su convivencia con la política, la ética, las emociones, la economía, etc., abren la puerta a que se dé la primera. La necesidad de acoplar la ciencia a nuestro día a día, individual y social, es otro de sus encantos, tan problemático como apasionante. 

Otro punto a favor de la ciencia es que nos empuja a ir más allá. Nunca comprenderemos todo, y siempre desarrollaremos nuevas herramientas y conceptos para intentarlo. En parte por esta razón, a veces nos pasa eso que dice Jon de "se está discutiendo en demasía el deber hacer" de aplicaciones que seguimos (y seguiremos) sin poder hacer". 

La ciencia, como también recuerda Jon, puede hacernos arrogantes, pero sólo cuando la entendemos mal. Bien entendida, la ciencia nos hace más humildes, por mucho que el hombre sea poco tendente a ello. Una razón más para quererla. 

Aprendiendo sobre comunicación científica (1): ciencia y sociedad con Jimmy Wales y Neil DeGrasse Tyson

¡Saludos! El blog, que en los últimos meses trato de resucitar, va a cambiar bastante de cara en las próximas semanas, y va a recibir un buen impulso, aunque pierda transitoriamente su esencia. Voy a utilizarlo para incluir como entradas diversos trabajos que me encomiendan en el Título de Experto en Comunicación de la Ciencia que estoy cursando online, que es parte del Master de Cultura y Comunicación Científica de la UPV y la UPNA.


Asignatura: Introducción a la Comunicación Científica
Tarea: Intro Comunicación Científica. tarea 2.1. Texto de valoración


La educación informal es un importante complemento para la educación que se recibe en el ámbito escolar (y familiar), pero tenemos un problema de base con la relación entre la educación formal y las herramientas necesarias para desarrollar una buena comprensión científica. 

Más allá de lo presente o no que pueda estar la ciencia en los temarios escolares, y del entorno de educación informal que puedan tener los niños y adolescentes, apenas se nos forma en algo que destacan directamente Jimmy Wales e indirectamente Neil DeGrasse Tyson en los vídeos visualizados: el razonamiento lógico y el espíritu crítico.




DeGrasse Tyson lamenta que la educación no favorezca lo suficiente la necesaria creatividad infantil, a lo que se suma en entorno poco favorable a impulsar su natural curiosidad, algo que unido a la citada falta de espíritu crítico, puede dificultar no sólo el interés por la ciencia, sino la toma de decisiones en el mundo adulto. 

Tanto DeGrasse Tyson como Wales se muestran preocupados por las herramientas que otorgamos a las nuevas generaciones para manejar, procesar y cribar información, unas capacidades fundamentales para encarar la comunicación científica. Como señala Wales, esto es ahora incluso más importante en la era de Internet, las redes sociales, la avalancha de conocimientos y las amenazas de la infoxicación y de los mitos y bulos científicos.

DeGrasse Tyson pide “entrenar a la gente para pensar” y considera que es un modo de empoderar a las personas (algo que, por cierto, podría redundar en un fomento de la ciencia ciudadana que perseguimos). “No debemos ahogar la creatividad ni la curiosidad en los niños, porque, si lo hacemos, de adolescente nos dará igual el mundo”. A menor educación, curiosidad, creatividad y espíritu crítico, menores posibilidades de interés y empatía científica. 




Wales, por su parte, coincide en esta línea: “En ciencia y periodismo hay procesos para revisar y comprobar la información, y algo parecido hay que enseñar a la gente joven, para que puedan ser competentes con los datos que les aporta Internet”. Si queremos acercar a los niños y jóvenes a la ciencia, deben tener armas para sentirse interesados, comprenderla y aprovecharla. 

En definitiva, ambos coinciden en la necesidad de complementar la educación formal, que es mejorable y no cubre todos los espectros que caracterizan el S.XXI, con una educación informal que facilite herramientas para el razonamiento crítico, la duda, la curiosidad y la creatividad. El interés por la ciencia, y la capacidad de ofrecer una buena comunicación científica, se beneficiarían de ello, facilitando además el camino hacia todas las aristas de la divulgación que cita el libro de Agustín Vivas (espíritu crítico, transformación social, impulso formativo, transferencia científica…). 

Como hemos leído en la información aportada por Marta Fallola, comunicadora científica y responsable del Servicio de Difusión de la Cultura Científica de la Universidad de Extremadura, citando al periodista científico Manuel Calvo Hernando, "la actividad de la divulgación de la ciencia es una de las que más creatividad e imaginación exige a sus cultivadores". Si capamos estos instintos infantiles, y no aportamos luego herramientas para desarrollarlos, será más difícil que triunfe la buena divulgación científica.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Periodismo, o cómo saber encubrir la ignorancia

El título de este post puede llevar a engaño. No es una crítica a la profesión, ni a los periodistas, ni nada que se le parezca. Es hasta un halago a una práctica que, sin ser ideal, es una realidad y, al menos en mi caso, ha sido una constante periódica a lo largo de mi carrera (ya son 15 años): hay que saber disimular la ignorancia y la falta de conocimientos, y publicar cosas de forma correcta sin tener ni puñetera idea (o poca idea, por no exagerar) de lo que hablas.

Como comentaba el otro día en una conversación de twitter, lo que voy a contar no es para sentirse orgulloso, pero tampoco para denostarse ni amilanarse. Hablo por mí mismo, pero creo que es algo común a los periodistas: muchas veces escribimos de lo que ignoramos o, al menos, de lo que sabemos poco. ¿Qué sucede entonces? Que, si vales para esto y tienes cierta experiencia, morro y saber hacer, sales del paso. Escribes una noticia, reportaje o similares y consigues hacer ver o creer a los lectores que manejas perfectamente el tema que estás tratando cuando, en realidad, sólo has logrado escribir sin meter la pata, incluso dejando buenas sensaciones, sobre algo que no controlas. Y conseguir esto no es poco, ni sencillo. Quien lo hace, respetando las normas del periodismo -no vale mentir ni engañar-, puede considerarse buen periodista.



No es vanidad, sino crudo realismo. Por mucho que te especialices, y salvo que te dediques a escribir exclusivamente de un ámbito en el que seas un gran experto, es imposible saber de todo lo que haces. Imposible no, pero casi: la formación del periodista suele ser muy general, con una especialización que da gradualmente la propia experiencia, y la falta de tiempo y recursos hace el resto: es bastante común que te toque escribir sobre algo que te suena a chino o, cuando menos, a castellano antiguo. Por supuesto, siempre hay periodistas que, bien porque tienen otro tipo de formación (no, no hay que estudiar Periodismo para ser buen periodista), bien porque la adquieren sobre la marcha, pisan más sobre seguro al escribir. Bravo por ellos: todos ganamos si es así.

Pero esto no siempre pasa y, de hecho, pasa poco, más aún con la precariedad que caracteriza a la profesión hoy día. En periodismo científico y sanitario, como seguro que en otros, sucede bastante lo contrario. Valga mi ejemplo, que quizá no sirva para generalizar, pero sí para poner un ejemplo relativamente común. Acabas una carrera con contenidos prescindibles, falto de prácticas y con la lógica inexperiencia, y tienes la suerte de encontrar trabajo en la redacción de un medio generalista o especializado. Casi de un día para otro, y con ayuda de los compañeros y de tu empuje, en poco tiempo te ves escribiendo, o intentándolo, sobre un congreso de neurodegeneración, un paper sobre genética y cáncer o una reunión política sobre la cartera de servicios del sistema sanitario.

Si eres prudente, te dejas aconsejar, tratas de no ir de guay y tienes cierta madera, sabrás defenderte. Esto no quiere decir que sepas sobre oncogenes, financiación de fármacos o guardias MIR, pero sí quiere decir que sabrás hacer creer que sabes de ello. Alguien puede pensar que esto es engañar al lector y engañarte a ti mismo. Yo creo que no: si eres consciente de tus limitaciones evitarás lo segundo, y si trabajas con ética y humildad, lo primero. Los periodistas tenemos que saber cosas, pero también aparentar que las sabemos.



Lógicamente, cuanta más experiencia acumulas, menos se da esta realidad de enmascarar la ignorancia o la falta de conocimientos. Pero, por mucho que aprendas, siempre te encontrarás con algo nuevo que no controles, y que te exija esta labor de salvar los muebles (a veces con nota). En cierto modo, siempre que tires de vocación, ganas y cualidades, es hasta bueno seguir salvando estas circunstancias a lo largo de tu vida de periodista.

Salir airoso de un congreso americano de oncología, una entrevista a un premio Nobel, un Consejo Interterritorial de Sanidad o un Nature endemoniadamente complejo, cuando te falta la experiencia, los recursos y el tiempo, es para sentirse satisfecho. Quizá lo hagas con dudas y sin sentirte cómodo, pero si el resultado es satisfactorio, si manteniendo la ética, la rigurosidad y la transparencia has conseguido hacer creer a tus jefes, tus compañeros y al lector que sabes de lo que hablas, es que has hecho bien tu trabajo. Aunque no sea lo ideal, porque casi nunca se sabe de todo, y pocas veces se sabe mucho. Ya lo dice el viejo dicho del periodista: "Manejo un océano de conocimientos...con un centímetro de profundidad".