miércoles, 8 de febrero de 2017

Informe EHON. Información sanitaria en internet, ¿quo vadis?

Ya se ha publicado el Informe EHON (informe ehealth focus on), promovido por la Asociación de Investigadores en eSalud. Si te interesa saber qué piensan los profesionales sanitarios, los pacientes y los periodistas de la información de salud en internet, aquí tienes el informe, recién salido del horno.

Tuve la suerte de ser uno de los participantes en los grupos de trabajo en los que se basa el informe, que aporta varias pistas sobre el estado de la información sanitaria en la red. Digo pistas porque, por mucho que los participantes (y no lo digo precisamente por mí) fueran de lo más granado del mundo sanitario 2.0, al fin y al cabo las conclusiones no son la panacea, ni un dogma, ni nada que se le parezca. Son el fruto de un debate de gente interesada y apasionada de este mundillo. Algo de verdad hay, claro...

Toda esta panda, y alguno más, nos juntamos para debatir sobre información sanitaria en internet.
Gracias a la AIeS por reunirnos.

No voy a resumir el informe, que para eso ya están sus 45 páginas. Sí voy a poner sobre la mesa alguna de las conclusiones o debates que más me interesaron. Ahí van unas cuentas pinceladas, con objetivo de no alargar demasiado este post.

En el grupo de trabajo de profesionales sanitarios se concluyó que es el propio profesional quien debe ser la fuente de la información. ¿Están preparados para ello? ¿Ser un experto significa ser buen comunicador? ¿Se utilizan los canales adecuados? No voy  ser el primero que diga que falta formación del profesional en comunicación con el paciente y con la sociedad en general. El mundo 2.0 es muy amplio y, como en todo, hay que cuidar dónde se acude y qué se lee.

En el grupo de trabajo de periodistas, en el que participé, planteamos cómo la evolución del periodismo ha variado nuestra forma de trabajar. Obviando la precariedad laboral, debo decir que el periodismo ha cambiado mucho en foma y poco en fondo: persigue los mismos objetivos de siempre, pero de maneras muy distintas a las tradicionales. Hay muchas más herramientas (con lo bueno y lo malo que eso conlleva), más presiones (directivas, publicitarias, sociales, editoriales...) y un entorno de infoxicación con el que no es sencillo lidiar.

Según los profesionales, tiene más credibilidad un famoso no sanitario que un periodista. Vaya...
Fuente: informe EHON


Me interesó especialmente un debate que no fue de los más destacados: los contenidos patrocinados en medios. Cada vez hay más información pagada (de una u otra manera) y los medios no siempre jugamos limpio en las informaciones que vendemos. Transparencia siempre, por favor.

Un debate moderno pero ya clásico. ¿Cómo se relaciona el profesional con el paciente? whatsapp, e-mail, blogs, skype... hay muchas maneras de acercarse al paciente más allá de las tradicionales. ¿Funcionan todas? ¿Son adecuadas? Aprovecho para hacer una digresión y recomendar esta lectura, vía @angelopezh: ¿Qué te parece la solicitud de recetas por whatsapp? ¿Puede ser una forma  adecuada de prescripción?

Una última sobre un tema del que siempre aprovecho para debatir: ¿El periodista informa, forma o ambas cosas? Yo lo tengo claro: mi labor no es formar. Si lo hago como efecto colateral, bienvenido sea (siempre que lo haya hecho bien). Es un tema sobre el que hay gran discrepancia entre periodistas, y así se observó de nuevo en el grupo de trabajo para el informe EHON. Por mi parte, lo tengo claro: me dedico básicamente a informar. Lo intento, al menos.


lunes, 23 de enero de 2017

Qué difícil es ser paciente


Esta mañana me he levantado griposo. Cuando se lo he comentado a un vecino en el ascensor, lo primero que me ha dicho es que está medio edificio igual, y que antibiótico al canto. Iba a decirle que mi cuñado es médico y no se cansa de repetirme que los antibióticos no sirven para la gripe ni los catarros, pero se ha bajado en el segundo alegando que le voy a contagiar. Bueno, el caso es que tengo gripe, aunque no sé seguro si es gripe, catarro, un virus, malestar indefinido... dolor muscular, fiebre, la tripa rara, mocos, tos estornudos... ¿qué hago? ¿Me vuelvo a casa hasta que se pase? ¿Llamo a ese teléfono que dicen? ¿Voy a la farmacia? ¿Al botiquín, aprovechando que está lleno de pastillas? ¿Voy al centro de salud? ¿A las Urgencias de atención primaria? ¿Al hospital? Puedo no tomar nada, pero mucha gente me dice que me tome algo. Tengo varias opciones, porque tengo un montón de pastillas que guardo de otras veces. Puedo quedarme en casa sin más a ver si mejoro, pero en mi trabajo igual me piden un justificante médico, o una baja llegado el caso, así que en el fondo tengo que ir al médico. O no. A todo esto, en la farmacia de mi barrio me han ofrecido alguna vez homeopatía; igual pruebo, porque a varios amigos dicen que les ha funcionado. Pero mejor no, porque mi primo, que es enfermero, y un amigo que estudio Química, dicen que la homeopatía es un timo. Vale. Mientras pienso qué hacer, caigo en que igual me he equivocado desde el principio al no vacunarme. Mea culpa. Mi médico me dice siempre que me vacune, que ya tengo una edad, pero otro médico me dice que lo tenía que haber hecho desde joven, por si las moscas, y un tercero me sugiere que no me vacune, porque la eficacia de la vacuna no está muy demostrada. El primer médico se ha vacunado, el segundo no lo tengo claro y el tercero no lo hará. ¿Y yo, qué hago? Si ellos no se vacunan, ¿por qué yo sí? A todo esto, en la tele me acribillan con fármacos que me van a hacer sentir mejor, pero no tengo del todo claro si me curarán o sólo me aliviarán los síntomas. Y, como no conozco bien los síntomas, no sé cuál de ellos tomar. Un médico me dice que los tome, otro que no, un farmacéutico que sí, pero con este otro de añadido, y otro farmacéutico me dice que a descansar a casa, sin tomar nada. El de antes vuelve a ofrecerme homeopatía. Bueno, volvamos al principio. Habrá que ir al médico. Pero he leído en un periódico que no se me ocurra colapsar los centros de salud o los hospitales, que mi caso es de quedarse en casa, pero, oiga, que es que no me encuentro bien. Lo que pasa es que otro periódico dice que el paciente no tiene culpa de nada, y que la culpa de que me atiendan tarde y mal es de los recortes y de un sistema sanitario que era bueno pero que ya no lo es tanto. Lo vi ayer en la tele, todos los pasillos llenos de camillas. Por cierto, igual descarto lo de la farmacia, porque otro vecino me ha dicho que ya basta de enriquecer a los laboratorios, que algunos hasta se inventan enfermedades y son unos sacacuartos. Hasta lo ha dicho el nuevo presidente de EEUU, que me lo han contado. En fin, que este vecino me dice que mi enfermedad, sea la que sea, puede deberse por un desequilibrio emocional, que le acompañe mañana a unas charlas en la que me lo van a dejar todo claro. Las da un médico, aunque el vecino de mi vecino dice que ése ni es médico ni nada. Venga, me voy al médico, al de verdad. He ido. Me ha dicho, así muy rápido, después de un buen rato de esperar en Urgencias en una sala abarrotada, que tengo el pecho un poco agarrado, y me ha dado antibiótico. Como no quería hacer esperar a la gente, y no llego al trabajo, me he ido sin preguntar mucho más. No debe ser gripe, porque habíamos dicho que los antibióticos no servían para la gripe. ¿Qué tengo? Mi madre dice que debía ser principio de neumonía, que a mi tía le pasó hace unas semanas. Chico, no sé. De verdad que no sé...



Esta historia, claro está, es ficticia. Es una hipérbole, pero no me he inventado nada. He puesto juntos varios comentarios que llevo semanas escuchando, algunas conversaciones con mi familia, algunos debates tuiteros, algunos casos que yo mismo he vivido, sucesos que conozco porque trabajo en un periódico de información sanitaria, y lo he aliñado con circunstancias que suceden en el día a día. Sólo quiero reflejar lo perdido que puede sentirse un paciente, en general, y en particular ante una posible gripe. Sucede, aunque no sea tan exagerado. Algo estamos haciendo mal, entre todos. Mala cosa.