miércoles, 11 de septiembre de 2013

Vacunas, varicela, política, economía y clínica: ¿Qué hay? ¿Qué se quiere? ¿Qué se entiende?



Saludos, mundo. Tras el parón veraniego, en el que difícilmente podía haber escrito otra cosa que no refiriera a bares, cervezas, barbacoas, cervezas, fiestas rurales, cervezas y actividades variadas con niños (y alguna cerveza), no sabía si escribir esta nueva entrega sobre sanidad en Madrid o sobre vacunas. Dura dicotomía...

En el primer caso, la privatización en Madrid se me antoja, entre otras muchas cosas, una carrera de autos locos (por eso de la judicialización), pero mi anterior entrega ya versó sobre esto y el tema empieza a saturarme según escribo estas palabras. Así que...a otra cosa.

He aquí los autos locos, esa serie de dibujos generacional que seguro recordaréis. Pues bien, su título le va que ni pintado al proceso de privatización en Madrid: entre tanta indefinición, hay tantos recursos y judicialización que, cuando se traduzcan en autos, esta viñeta se quedará corta. Aclarémonos, ¿no?

En fin, dejemos Madrid (por cierto, esto lo cantaba, con sorna y desenfado, Leño hace 30 años, que me ha venido a la cabeza...). 

Me centro en todo lo que ha dado de sí el posible bloqueo del Gobierno al suministro privado de la vacuna de la varicela en aquellas CCAA que no tienen financiado su uso a los 12 meses (sólo lo hacen Madrid, Navarra, Ceuta y Melilla). Más allá de la noticia en sí, y de lo que queda por saber (aquí dejo la lectura que hice en Diario Médico), me interesa, y por eso este blog se llama a sí, todo lo que se ha "trinado" en twitter sobre este tema, que no ha sido poco. 

Huelga decir que el primer debate es meramente científico, clínico, y alude a si vacunar a los niños a los 12 meses es mejor, peor o ni lo uno ni lo otro, en comparación con hacerlo a los 12 años. Como casi siempre, hay opiniones para todos los gustos. La Asociación Española de Pediatría (AEP) aboga por vacunar a los 12 meses, pero el Consejo Interterritorial pactó (ojo a las citadas excepciones de Madrid y Navarra) que las CCAA lo hagan a los 12 años. 

Sobre esta base, parte de la comunidad científica alude a un 15 por ciento de casos de varicela que se complican en la niñez, y señalan que con una vacuna temprano podrían paliarse. Otra parte de los clínicos ve la varicela como una enfermedad más leve que grave, y cree que es suficiente con vacunar al principio de la adolescencia. Se habla de ahorros económicos, criterios clínicos, desplazamientos de la infección, posibles casos de herpes zoster, prevención, sobreuso...Lector, por favor: fill the gap. Primer paso: ¿cuándo vacunar?

Arriba, el calendario vacuinal aprobado en el Consejo Interterritotrial del pasado marzo. Abajo, el que maneja el Comité de Vacunas de la Asociaciçón Española de Pediatría. Ya podían ser idénticos, pero no...

Es otra parte de la noticia la que más me ha llamado la atención y, como periodista y usuario del SNS, tengo que lamentar que, como casi siempre, cueste saber de la misa la mitad. Hay varios actores en juego. El Ministerio de Sanidad, que, por medio de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), ha bloqueado el envío de la vacuna a farmacias, siempre según fuentes del laboratorio que la comercializa, que dice hallarse en una posición difícil: ¿cómo criticar al jefe? También entra en juego la Asociación Española de Pediatría, que no ve razones para dudar de la compañía pero que no quiere criticar al Ministerio, que critica el desabastecimiento y que sigue insistiendo en que es un error no vacunar cuanto antes. Con esta realidad, unos cuantos, que deberíamos informar al sector lo mejor posible, tratamos de bucear y de extraer conclusiones. De intentarlo, casi nos ahogamos. 

A mí me surgen más preguntas que respuestas, y sólo de algunas intuyo, por lógica, la respuesta. A saber:
¿Por qué el Ministerio no confirma o desmiente que escribió al laboratorio para decirle que dejara de suministrar? 
¿Por qué Sanidad no emite una nota pública explicando sus razones, clínicas, económicas, políticos, o de otro calado, para impulsar, si es que lo ha hecho, el bloqueo de la vacuna? 
¿Por qué el laboratorio no hace pública la comunicación que recibió de la Aemps, si la tiene en su mano? 
¿Cómo interpetar que, al margen de la AEP, que en principio representa a los pediatras, me encuentre con tantos profesionales que prefieren, en este caso, la postura del Consejo Interterritorial y le dan la razón con la vacuna a los 12 años? 
¿Cómo lidiar con el runrún de que las sociedades científicas pueden estar excesivamente apegadas a la industria?
¿Por qué un padre que quiera pagar 70 euros y vacunar a su hijo, fiándose de las recomendaciones de su pediatra, se queda sin vacuna en las farmacias Toledo, cuando en Madrid las sigue habiendo? 
Barriendo para casa, ¿por qué el ciudadano apenas se entera de qué va el percal, se queda con cara de tonto escuchando varias versiones, algunas incompletas, y concluye que al final, le afecte o no directamente, paga el de siempre? Y, extrapolando, que me tira la profesión: ¿Por qué algunos nos lo ponen tan difícil a los medios?
Detalle (el pdf completo, aquí) de una opinión al respecto de la Aemps, documento al que tuvieron acceso mis colegas de Gaceta Médica. El Ministerio aclara algo su postura, pero, por lo visto en twitter y por lo que he hablado con varios profesionales, no hay acuerdo entre clínicos sobre si se respeta, o no, la ficha técnica de la vacuna vacunando a los 12 meses



Más que responder, pienso en alto. Me gustaría que el Ministerio fuera más transparente y accesible; es reticente hasta cuando le llamas para que te cuente algo que puede dejarle en buen lugar. Además, estaría bien que las decisiones políticas que toma el Interterritorial tuvieran detrás un mayoritario consenso clínico, aun sabiendo que éste no es siempre homogéneo entre los propios médicos. Quizá si las sociedades científicas tuvieran menos relación con las compañías farmacéuticas (si, de ser así, su fuerza, investigación, formación y asesoramiento se verían afectados, es otro debate), sus recomendaciones clínicas serían respetada por una mayoría más aplastante. 

Y, de nuevo, barro para casa: sé que es algo endémico, pero si consiguiéramos pulir el contenido ideologizante-politizante-partidista que los medios solemos meter a las informaciones, y si quien lee o escucha no estuviera ya predispuesto a interpretar el mensaje en cierta dirección, a lo mejor habría menos conflictividad y la gente andaría menos encendida y despistada. Lo que planteo es poco menos que la vie en rose, pero, al menos, habrá que intentarlo, ¿no?