viernes, 13 de diciembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (13): análisis de la tercera cultura de Snow y Brockman

La asignatura de Epistemiología me está resultando algo compleja, pero la historia de las dos culturas de Snow, su anuncio de una tercera cultura y el desarrollo de Brockman de esta idea me está resultando apasionante. Aquí analizo los contrastes entre la tercera cultura que bosquejaba Snow y la que observa y propone Brockman.

Asignatura: Epidemiología de la ciencia
Tarea 7. Texto comparativo (Snow y Brockman)


La dicotomía que presenta C. P. Snow entre científicos y literatos en su obra Las dos culturas puede denominarse de muchas otras maneras. Es la clásica y muchas veces equivocada división entre ciencias y letras, pero también es la falta de comprensión entre científicos y no científicos, entre investigadores y humanistas, entre ciencia y arte. Más allá de todo el debate en el que se puede insistir sobre la incomprensión entre ambas culturas, la tarea pide centrarse en la aparición del concepto tercera cultura, propuesto por el propio Snow en la revisión de la obra en la que presentaba el enfrentamiento entre ciencia y literatura y posteriormente desarrollado y concretado por Brockman.


Uno de los problemas para comparar y contrastar las caracterizaciones de tercera cultura que hacen ambos autores es que Snow apenas la bosqueja. Deja caer que en la década de los 50 y los 60 del siglo pasado ya se estaban creando y tendiendo puentes entre ambas culturas, lo que podría favorecer la aparición de una tercera que favoreciera el mutuo entendimiento, pero no define cómo sería esa tercera cultura ni quien la comandaría y representaría. Sí dejó una frase para el debate: “Sólo hay una solución para esto y es, naturalmente, el replanteamiento de nuestros planes de enseñanza”. Como él mismo admite en la revisión de su obra, dejó factores fuera de la ecuación, y además barrió mucho para la interpretación exclusivamente británica de la cuestión.

Según sugiere Snow, podrían ser humanistas, sociólogos o filósofos quienes formaran la tercera cultura, aunque también podría tratarse de un nuevo ‘tipo’ de científicos, más cercanos a la sociedad y al humanismo, con mayor foco en la trascendencia social y vital de la ciencia. Abre la puerta al científico divulgador.

Vista la indefinición de tercera cultura que deja Snow, posiblemente a Brockman le fue más sencillo desarrollar el concepto según como él lo entendía, y hasta se permitió una breve definición bastante acotada, aunque tampoco de lo más precisa: “Reúne a aquellos científicos y pensadores empíricos (1) que, a través de su obra y su producción literaria, están ocupando el lugar del intelectual clásico a la hora de poner de manifiesto el sentido más profundo de nuestra vida, replanteándose quiénes y qué somos”.

Influido por su trabajo y su concepción de la ciencia y la sociedad, Brockman considera que son los propios científicos quienes pueden y deben tender los puentes, acercándose al humanismo y valiéndose de una interpretación artística y literaria que les permite trasladar su labor a la sociedad. No sigue exactamente las sugerencias de Snow, ya que se centra en la labor de científicos ‘divulgadores’ en una concepción primaria de este término, dejando de lado la posible labor de humanistas, literatos y artistas en su concepción clásica.

La ciencia se reinventa 

Así, serían los propios científicos, reinventados, los dueños de esta tercera cultura, y no tanto una conjunción de científicos y humanistas como parecía proponer Snow. En cierta manera, se prescinde de posibles intermediarios.

Puede interpretarse que Brockman deja la advertencia de una posible ‘burbuja’ en esta tercera cultura, que también podría ser elitista y excluyente, generando un elitismo entre estos ‘nuevos’ científicos que excluya otras posibles aportaciones humanistas. La generación de una ciencia más accesible, reinventando la tradición intelectual, podría esconder de forma paradójica cierto hermetismo. De hecho, deja caer que la cultura científica podría caer en elitismo al denostar a quien comunica y transmite de forma llana y sencilla 

Para acabar, me gustaría destacar que Brockman cita de forma específica la importancia de los periodistas científicos, otro de los posibles componentes de esta tercera cultura 

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