martes, 3 de diciembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (6): análisis de citas en dos papers

Seguimos con el máster, y volvemos a la asignatura sobre congresos y publicaciones científicas. Pues no me he 'comido' yo papers... ;)

Asignatura: Publicaciones y congresos científicos
Tarea 3.1. Citas

Tras consultar diversos estudios (Gaceta Sanitaria, Nature, NEJM) y estar a punto de quedarme con un BMJ sobre crisis y salud pública, al final elijo un 'viejo conocido' para esta tarea sobre citas. El artículo que escojo es uno de los que ya comenté en la tarea del análisis de IMRAD. No es comodidad (como digo, he consultado varios), pero es el que más juego me da para el comentario sobre las citas.

PD: Perdón por la extensión, Joaquín: demasiado larga. En vez de 300 palabras, me he ido al doble, pero se me quedaban fuera muchas ideas. Si crees que no ser conciso en esta tarea resta puntos, por favor permíteme recortarlo ;)

Artículo:  Novel association of five HLA alleles with HIV-1 progression in spanish long-term non progressor patients. PLoS One. 2019; 14(8): e0220456.


Las referencias en el artículo están estructuradas según el sistema de orden de mención. Son numerosas las referencias (un total de 51) y las citas están distribuidas a lo largo de todo el texto. Dividiéndolas según su aparición en las 4 partes de la estructura IMRAD, en la Introducción aparecen citadas las referencias de la 1 a la 25; en Materiales y Métodos, de la 25 a la 30; en Resultados hay 5 citas, y las 5 son repetidas al haberse citado ya antes en la introducción y/o en los métodos; y, finalmente, en Discusión aparecen las citas de la 30 a la 51, aunque de nuevo se repiten muchas ya citadas en los 3 apartados previos del IMRAD. ¿Es normal repetir las mismas citas a lo largo de un paper?

Tiene sentido que las primeras 25 referencias se citen en la introducción, llevando al lector a un histórico de trabajos que contextualicen el actual. En Métodos y Discusión aparecen pocas citas (teniendo en cuenta las muchas que tiene el paper), y en la Discusión vuelve a haber un gran número. No sé si es común que la Introducción y la Discusión se lleven la gran parte del total de citas...

Una reflexión en este sentido: todo el paper está salpicado de citas, lo que, como dice Robert Day, puede ser algo farragoso y complicar la lectura. No lo tengo claro, pero William Roberts dice en el prefacio del capítulo de Day lo siguiente: "los textos que incluyen innumerables referencias revelan más inseguridad que erudición"....

Se me ocurren muchas cosas que comentar, partiendo de lo leído en el texto de Day (que, por cierto, está escrito muy claro y sencillo, con ejemplos prácticos: muy útil). Primero, que son muchísimas referencias/citas. Cabe destacar que, en el artículo online, cada cita tiene un enlace que informa sobre la referencia completa, con la posibilidad de pinchar para trasladar al lector al final del paper donde están esta referencia citada junto a las demás. Al pasar el cursor del ratón sobre la cita (un número entre paréntesis, por cierto), aparece la referencia completa, con todos los autores y los datos del trabajo: nombre abreviado de la revista, fecha, número, volumen y paginación y, además, un link a PubMed y a la enumeración final con todas las referencias.

Otro detalle. En la enumeración de referencias al final del paper, ordenadas cronológicamente según aparecen en el artículo, aparecen citados los autores hasta un total de 3, y a partir del tercero se añade 'et alter -et al-' para señalar que hay más. Eso sí, en las citas situadas a lo largo del paper, que enlazan a la referencia y pueden verse situando el cursor del ratón encima, aparece en la versión online el listado completo de autores. Si el artículo no se consulta online, al no haber posibilidad de pinchar o clicar, no veo la posibilidad de localizar el listado completo de autores referenciados si son más de 3, ya que sólo se puede recurrir a la enumeración final de referencias, en la que, como he dicho, sólo aparecen los 3 primeros más 'et al'. ¿Puede ser esto un fallo o déficit por parte de los autores de este paper?

En numerosas ocasiones, tras un comentario aparecen citas señaladas de esta manera: 1-9, 1-25, 14-19, lo que da a entender que se lleva al lector a todas las citas incluidas entre los dos números utilizados. El problema es que en la versión online sólo se puede pinchar en el '1' y en el '9', sin poder consultar (salvo que se vaya al final del paper, a la enumeración de referencias) las otras citas contenidas entre la 1 y la 9. En general, me parece una solución cómoda para el autor del paper original, que puede resultar algo farragosa para el lector al llevarle a múltiples citas, algunas de ellas sin link.

En cuanto a la enumeración de referencias al final del artículo, que como he comentado sigue orden cronológico por orden de mención, incluye el nombre completo del artículo, el nombre abreviado de la revista, el número, volumen y páginas, el Digital Object Identifier-DOI (con enlace web) cuando lo hay, y el PMID (identificador en PubMed).



lunes, 2 de diciembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (5): análisis de un texto sobre epistemiología, filosofía y ética

De nuevo, entrada protagonizada por un ejercicio para @culturaCienti. Toca epistemiología, filosofía, bioética...

Asignatura: Epistemiología y cultura científica
Tarea 3. Explicación Texto (Sober)

El texto de Elliott Sober 'El significado de la causalidad genética' es algo técnico y requiere de ciertos conocimientos sobre genética y biología para ser perfectamente comprendido. Aun así, es una buena base para aproximarse a las posibilidades que tiene el hombre para utilizar la modificación genética para unos y otros fines en relación con los conflictos científicos y éticos que ésta puede conllevar. Aunque no sea sencillo de comprender, hace pensar, lleva a hacerse preguntas y puede ser un anzuelo para que gente interesada siga leyendo e informándose al respecto.

Un ejemplo. Las cuatro preguntas que se hace Sober ("¿Contribuyen los genes causalmente al rasgo? ¿Cuánto contribuyen los genes, en relación con el entorno, al rasgo? ¿Qué genes contribuyen a un rasgo? ¿Cómo contribuyen dichos genes a ese rasgo?") me han hecho pensar mucho, ya que de un debate que parecía muy acotado, su visión científica y epistemiológica aporta numerosas aristas que conocer y considerar. Y un detalle más del texto, que me ha parecido el más interesante para acercar a la sociedad: cómo la modificación genética puede hacernos pasar del debate enfermedad-salud al debate salud-salud/súpersalud.

Como sugieres, Jon, en la explicación de la tarea, podría bastar "una idea vaga e intuitiva" para tomar partido ante las posibilidades que la modificación genética plantea. Bien por 'miedo o respeto' a los avances tecnológicos o científicos, bien por inclinaciones morales e incluso religiosas, bien por aferrarse al principio de prudencia, cabría desconfiar antes de buscar más información. En la otra cara de la moneda (la que más me representa), bien por confianza en la ciencia y quien la ejecuta, bien por progresismo ideológico, bien por mera curiosidad y deseo, cabría avalar de entrada las prácticas sobre las que habla Sober. Pero, en ambos casos, carecer de formación científica, obviar la interpretación epistemológica, filosófica y ética de la ciencia, y lanzarse a una opinión sin valorar las consecuencias, conduciría a un posicionamiento demasiado frágil.

(De Elliott Sober: el significado de la causalidad genética) 


Si confiamos en extender ese concepto tan perseguido, la ciencia ciudadana, hay que aspirar a que la sociedad comprenda y participe de este tipo de debates. Personalmente creo que textos relativamente técnicos como éste quizá no ayuden per se, pero ahí está la labor de la comunicación y la divulgación científica para intentar trasladar y traducir el debate. Yo ya tenía una opinión previa medianamente formada al respecto, ya que llevo bastantes años como periodista científico y sanitario, la genética no me es desconocida y manejo cierta información sobre bioética. El texto de Sober sí me ha aportado algo de luz, pero no ha hecho que cambie mi opinión: hay que tener prudencia, fomentar el debate científico y ético, impulsar regulaciones que satisfagan a la mayoría de la comunidad científica y favorecer un conocimiento social que ensanche la educación y el debate social.

En cuestiones de modificación genética en animales y humanos, y su consiguiente debate, tengo dos científicos de referencia: Lluis Montoliu e Íñigo de Miguel, a los que leo, sigo y escucho cuanto puedo. Tengo la suerte de conocerles y haber charlado con ellos de estas cosas, profesional y personalmente. También he leído bastante sobre el tema en foros como Naukas, y sigo y conozco a periodistas y comunicadores, como Ángela Bernardo (biotecnóloga de formación), que suelen tratar con rigor este tipo de cuestiones. Leo también ocasionalmente a Antonio Regalado, editor del MIT Technology review, y he escuchado mucho a juristas como Pilar Nicolás. Todos ellos tratan en los últimos años uno de los mayores avances básicos en lo que va de siglo, la tecnología CRISPR de edición genética, que me parece un caso paradigmático del debate científico, ético y social que nos ocupa. Además, es una herramientas con unas grandes posibilidades de divulgación, algo que la está acercando -levemente- al conocimiento social.

Imagen de la entrevista que le hice al investigador Lluis Montoliu, cuando trabajaba en Diario Médico, tras la publicación de su libro sobre edición genética centrado en CRISPR. Estas herramientas son el paradigma de debate científico, ético y social, y  una gran oportunidad de acercar la discusión a la sociedad.


En casos de controversia científica y social, con posibles decisiones políticas y regulatorias de fondo, debe primar la razón antes que las emociones. Esto quiere decir que hay que utilizar la ciencia, que no debe quedar en la comunidad científica, sino calar en la sociedad. ¿Es la epistemiología una de las vías? Sin duda que tiene su papel, pero es una disciplina que precisa de la ayuda de la comunicación científica para aportar en el debate. Científicos, filósofos, bioéticos, sociólogos... Todos deben aportar, pero si queremos que la sociedad colabore en el debate, o al menos esté al tanto de avances que pueden modificarla, hay que saber traducir y comunicar la ciencia.

Una última idea. Es básico disponer de pensamiento crítico. Dudar. Saber y poder razones. En una época de infoxicación y de avalancha de datos y opiniones, estamos perdiendo la capacidad de filtrar, de pensar, de pararnos e intentar ir más allá de lo que nos dicen o 'venden'. Aquí la epistemiología puede tener, si la comunicación científica es capaz de acercarla al profesional y al público, bastante que decir. Un debate ético, además, implica disponer de esta capacidad de pensar y razonar.

Creo que los centros de investigación, las universidades, las empresas, las Administraciones, deben contar con profesionales capaces de conducir este debate, hacerlo asumible para los propios profesionales y, sobre todo, para los ciudadanos. Y no hablo de los científicos, en todas sus formas y disciplinas, que por supuesto también, sino de los expertos en comunicación. Sin ellos (periodistas, comunicadores, divulgadores...), parte de la batalla está perdida de entrada. La modificación genética, y tantos otros debates, se quedarán entre cuatro paredes, en su torre de marfil, sin llegar a una sociedad necesitada de asideros científicos cercanos y comprensibles a los que agarrarse y en los que confiar. Como concluye Sober, "para bien o para mal, tendremos la capacidad de cambiar la variación genética humana". Si no conseguimos explicar y hacer comprender las consecuencias que ello puede tener (las buenas y las malas), mala labor estamos haciendo.


viernes, 29 de noviembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (4): un ejemplo de divulgación en forma de artículo científico

Más madera. Seguimos con entradas que realmente son tareas para el máster (ver post anteriores). Ya que son públicas, si además de los profes y algún compañero, alguien más quiere leerlas, son todas suyas ;)

Asignatura: Publicaciones y congresos científicos
Tarea 2.2. Escribir un artículo

Tenía pensado utilizar una película para contarla mediante la estructura IMRAD, pero me parecía demasiado complejo/loco/asaberquépasa, así que tiro por algo que tiene cierta relación con lo que nos ocupa. Voy a aplicar el IMRAD a la preparación y desarrollo de un evento de divulgación científica, uno de los que preparamos en el ISCIII (donde trbajo como coordinador de Contenidos Digitales) para la reciente Semana de la Ciencia. ES más sencillo, se ajusta más al marco IMRAD y me permite hacer algo más fácilmente comprensible.

Introducción: La Semana de la Ciencia y la Innovación es una iniciativa europea que se celebra en múltiples países y ciudades, con el objetivo de dar a conocer a la sociedad, de modo sencillo y entretenido, las actividades científicas que realizan diferentes agentes vinculados a la ciencia y la investigación. El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Organismo Público de Investigación dedicado a la investigación en salud, se suma a la Semana de la Ciencia con varias actividades preparadas por su Unidad de Comunicación/Cultura Científica, con ayuda de los investigadores del Instituto y de sus centros. Una de estas actividades, organizada por la Unidad de Investigación en Cuidados y Servicios de Salud (Investen-isciii), lleva por nombre 'Contando ovejitas', y trata de dar a conocer y divulgar un proyecto destinado a cuidar y mejorar el descanso y el sueño de los pacientes hospitalizados.

Métodos: Tras contactar con Investén-isciii para preparar con tiempo una actividad para la Semana de la Ciencia y la Innovación, se barajaron diversas opciones entre las responsables de Investén y los responsables de la Unidad de Comunicación/Divulgación Científica. Finalmente se eligió como base de la actividad la divulgación del Proyecto SueñOn, que investiga en torno al desarrollo e implantación de medidas y acciones que faciliten y mejoren los periodos de sueño y descanso de los pacientes hospitalizados, con especial implicación de las enfermeras. Se decidió el lugar de celebración de la actividad (varias salas de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo del ISCIII), se prepararon los materiales, se debatió el mejor formato y se preparó todo lo necesario para publicitar la celebración de la actividad, de modo que las personas interesadas pudieran registrarse. Los protagonistas de la actividad fueron alumnos de un Instituto de Educación Secundaria de Madrid, en el primer turno, y estudiantes de una escuela de enfermería también de Madrid, en el segundo. La actividad consistía en una suerte de 'escape room' a oscuras, de la que los participantes debían salir sin despertar al paciente -un maniquí-, descubriendo pistas con las que adquirían los conocimientos necesarios para, además de no molestar al paciente, abandonar la sala cumpliendo con todos los objetivos para su mejor descanso.

Resultados: La actividad cumplió con su objetivo al llenar el aforo, ajustarse a los tiempos y formatos previstos, y al contar con la participación e interacción de los alumnos y estudiantes. Aunque casi ninguno de los grupos participantes sacaron la máxima puntuación -que se lograba al reunir todas las pistas y actuar y salir de la 'escape room' cumpliendo todos los parámetros de descanso-, la mayoría supo seguir las pistas y abandonar la habitación respetando aceptablemente el descanso del paciente-maniquí. Además, tras consultar y comentar con los participantes, cómo habían superado la actividad, la mayoría había comprendido y aplicado qué pautas son necesarias para mejorar el descanso de los pacientes en un hospital. También aseguraron haberse entretenido durante la actividad, y haber conocido más sobre la labor de las enfermeras y el funcionamiento de un centro hospitalario. Se informó sobre la actividad, y se hizo divulgación al respecto, en la página web del ISCIII y en sus redes sociales, tanto de forma previa, como durante su celebración, y al concluir.

Discusión: Dados el escaso interés por la ciencia de la población española, la mejorable comprensión de la ciencia por parte de niños y jóvenes, las carencias en formación sobre comunicación entre la comunidad científica, y la necesidad de seguir impulsando la divulgación de la ciencia desde las Administración Públicas, recomendamos mantener y fomentar este tipo de actividades, dedicando más recursos a ello y situando la comunicación y la divulgación de la ciencia como elemento central en las políticas globales de los centros públicos de investigación.

Declaración de transparencia: el autor del estudio trabaja en el centro donde se realizó la actividad que centra este trabajo, aunque realiza esta investigación a título personal. No ha recibido ninguna contraprestación económica específica por ello, más allá de su salario general como trabajador del ISCIII, y no tiene conflictos de interés que hayan podido influir en esta publicación (más allá, de nuevo, de su vinculación con el Instituto, ajena a la labor que nos ocupa).

Agradecimientos: El autor manifiesta su agradecimiento a las personas implicadas en la comunicación y la divulgación de la ciencia.

Bibliografía: no es preciso acompañarla, dado el carácter del trabajo.

PD: La actividad que describo en este paper improvisado se puede ver aquí

Aprendiendo sobre comunicación científica (3): análisis del IMRAD en dos papers

Nueva entrada con contenido del Máster de Cultura y Comunicación de la Ciencia. 

Asignatura: Publicaciones y congresos científicos
Tarea 2.1. Artículos científicos en Internet

Para este ejercicio, he escogido dos publicaciones del ámbito de la salud y la medicina, que es del que me ocupo en mi trabajo. Uno de ellos es de una revista española de salud pública, Gaceta Sanitaria, y otro de una revista internacional sobre enfermedades tropicales y desatendidas, PLoS Neglected Diseases.

Primer paper: Mortalidad por complicaciones médicas y quirúrgicas, impacto de la crisis y gasto sanitario en España 2002-2013. Gac. Sanit. 2019; 33(6):504-510.

La estructura clásica del IMRAD responde a las partes Introducción, Métodos, Resultados y Discusión. En este artículo publicado en Gaceta Sanitaria se reconocen bien estas cuatro partes, aunque no reciben el mismo nombre. Este paper se distribuye en Objetivo (equivaldría a la Introducción), Método, Resultados y Conclusión (equivaldría a la Discusión). 

Las cuatro son sencillas de localizar porque al inicio del paper hay un Resumen que explica brevemente cada una de las cuatro. Más allá de este resumen, si se lee el artículo completo, también se reconocen las cuatro secciones (cada una de ellas tiene un encabezado que la destaca y separa de las demás), aunque se añade una quinta parte, Discusión, que sí coincide con el clásico IMRAD, y que se incluye entre los Resultados y la Conclusión. Como mandan los cánones, aparecen, tanto en el resumen como en el paper completo, en orden cronológico. 

Además, al final del paper se añaden dos pequeños apartados (¿Qué se sabe sobre el tema? y ¿Qué aporta el estudio a la literatura?) muy útiles, que quizá podrían incluirse, si tratamos de ubicarlas en el IMRAD, en la Introducción y en las Conclusiones, respectivamente. El paper concluye con una declaración de tranparencia y otra sobre cómo se ha financiado (muy recomendables), y con la clásica bibliografía (punto éste que, creo, no se incluye en el clásico IMRAD, lo cual me llama un poco la atención).

Un último detalle. El lenguaje es bastante comprensible, aunque es cierto que la epidemiología y la salud pública facilitan una comunicación que puede ser menos técnica que otras disciplinas de carácter más clínico. 


Segundo paper: Novel association of five HLA alleles with HIV-1 progression in spanish long-term non progressor patients. PLoS One. 2019; 14(8): e0220456.

En este caso, a diferencia del estudio anterior, el abstract (resumen) no incluye literalmente las 4 partes de la estructura IMRAD, aunque sí sigue un orden cronológico en el que pueden observarse una Introducción, los Métodos, los Resultados y una Discusión (apenas esbozada al final). 

Tras el abstract, el paper completo sí incluye las 4 piezas clásicas del IMRAD: Introducción, Métodos (citado como Materiales y Métodos), Resultados y Discusión. Cada una de estas 4 partes aparece citada con en encabezado que la diferencia y separa de las demás, por lo que es sencillo detectar el IMRAD, que en este caso se ajusta 100% a los cánones clásicos. 

Al final del paper se incluyen los agradecimientos, la contribución de cada investigador y la bibliografía. No se incluye información sobre posibles conflictos de interés ni sobre la financiación del estudio, lo cual siempre es deseable, en pro de la transparencia.  

El lenguaje es muy técnico. Incluso dentro de la dificultad que supone un paper sobre estudios básicos de la biología del VIH, no se observa un esfuerzo por facilitar la comprensión a posibles lectores de otras disciplinas biomédicas o científicas, ni por supuesto nada que indique una hipotética lectura por una persona sin formación científica. De acuerdo en que el paper se dirige a profesionales, por lo que no cabe la objeción, pero ¿no sería recomendable incluir en un paper un resumen menos técnico, dirigido a facilitar la comunicación científica de la investigación a personas no profesionales? 


PD-extra: Tercer paper. Access to prompt diagnosis: the missing link in preventing mental health disorders associated with neglected tropical diseases. https://doi.org/10.1371/journal.pntd.0007679

Lo cito porque había elegido éste como segunda opción. Vi que era más una revisión-análisis que un artículo original, así que preferí escoger otro que se adecuara más a la localización del IMRAD. Como señalan los apuntes y las lecturas, no se trataría de una investigación primaria, sino de una revisión, en las que se flexibiliza el IMRAD. En este caso, sólo hay dos elementos del IMRAD clásico: Introducción y Resultados. 









jueves, 28 de noviembre de 2019

Aprendiendo sobre comunicación científica (2): confianza en la ciencia

Segunda entrada con contenido del Máster de Cultura y Comunicación de la Ciencia. Como os dije, el blog estará varias semanas tomado por ejercicios prácticos, un contenido que por otro lado no está nada mal...

Asignatura: Epistemiología de la ciencia
Tarea 2. redacción texto ciencia

Tal y como encomienda la tarea, escribo a bote pronto y sin elaborar.

Confío en la ciencia. No me sería fácil explicar el por qué. Es cierto que lo primero de lo que uno suele fiarse es de sus sentidos, recurriendo al clásico "si no lo veo, no lo creo", algo no demasiado fiable, tal y como explica Chalmers en su texto '¿Qué es esa cosa llamada ciencia?'. La individualidad y las interpretaciones entran en juego. 

Confío en la razón. Sobre todo, creo en el espíritu crítico, en la duda, en la capacidad de desconfiar, en las mentes abiertas, en equilibrar siempre las emociones con la razón. Todo esto me ayuda a confiar en la ciencia, en la que creo porque supongo que es la mejor manera de explicar la vida. No la más sencilla ni complaciente, que para eso están la fe y la religión, pero no puedo sentirme más alejado de ambas. 

Además, la ciencia me divierte, me entretiene y me sorprende, también buenas razones para sentirme atraído por ella.  También confío en la ciencia porque se contrapone a las meras creencias. Porque puede discutir y rebatir los dogmas de fe. Porque es un arma para la cultura social. Porque me ofrece asideros para lo que no puedo entender, lo que implica tener confianza en quienes dan por válido algo que yo no puedo explicar, pero al mismo tiempo deja la rendija abierta a cambiar de opinión cuando yo mismo, o los científicos de quien me fío, me digan que lo que antes se creía A ahora es B. Dar algo por seguro sabiendo que podría cambiar no es fácil, pero es bonito, y es ciencia. Fiarse de la comunidad científica contraviene nuestra individualidad, pero es bueno. 

La confianza en la ciencia llega también, claro, por razones más mundanas. Arregla problemas. Facilita soluciones. Cura enfermedades. Y no sólo eso: también promete. Pese a que esta promesa pueda acercarnos a la fe, la ciencia se puede permitir prometer cosas apelando a la razón y la lógica, porque se base en ese asidero aceptado por la mayor parte de la sociedad que nos explica la vida, al menos en parte. Me gusta la ciencia porque está llena de interrogantes, y los interrogantes, aunque a veces molestos, dan mucho juego. Ayudan a avanzar, y esto es más fácil cuando, por experiencia, sabes que la ciencia dará algunas respuestas. 




Lo complicado de la ciencia es regularla, ponerle límites, barreras o normas. En parte, porque no siempre es fácil comprenderla, y porque debe adaptarse a principios socialmente aceptados como la política, la ética y los intereses. Jon Umérez, en su 'Epistemiología entre la ciencia y la ética', dice: "Muchas veces discutimos si se debe o no se debe hacer X (permitir X), cuando lo difícil es comprender y evaluar qué es X". La base de la ciencia podría solucionar la última parte de la frase, pero su convivencia con la política, la ética, las emociones, la economía, etc., abren la puerta a que se dé la primera. La necesidad de acoplar la ciencia a nuestro día a día, individual y social, es otro de sus encantos, tan problemático como apasionante. 

Otro punto a favor de la ciencia es que nos empuja a ir más allá. Nunca comprenderemos todo, y siempre desarrollaremos nuevas herramientas y conceptos para intentarlo. En parte por esta razón, a veces nos pasa eso que dice Jon de "se está discutiendo en demasía el deber hacer" de aplicaciones que seguimos (y seguiremos) sin poder hacer". 

La ciencia, como también recuerda Jon, puede hacernos arrogantes, pero sólo cuando la entendemos mal. Bien entendida, la ciencia nos hace más humildes, por mucho que el hombre sea poco tendente a ello. Una razón más para quererla. 

Aprendiendo sobre comunicación científica (1): ciencia y sociedad con Jimmy Wales y Neil DeGrasse Tyson

¡Saludos! El blog, que en los últimos meses trato de resucitar, va a cambiar bastante de cara en las próximas semanas, y va a recibir un buen impulso, aunque pierda transitoriamente su esencia. Voy a utilizarlo para incluir como entradas diversos trabajos que me encomiendan en el Título de Experto en Comunicación de la Ciencia que estoy cursando online, que es parte del Master de Cultura y Comunicación Científica de la UPV y la UPNA.


Asignatura: Introducción a la Comunicación Científica
Tarea: Intro Comunicación Científica. tarea 2.1. Texto de valoración


La educación informal es un importante complemento para la educación que se recibe en el ámbito escolar (y familiar), pero tenemos un problema de base con la relación entre la educación formal y las herramientas necesarias para desarrollar una buena comprensión científica. 

Más allá de lo presente o no que pueda estar la ciencia en los temarios escolares, y del entorno de educación informal que puedan tener los niños y adolescentes, apenas se nos forma en algo que destacan directamente Jimmy Wales e indirectamente Neil DeGrasse Tyson en los vídeos visualizados: el razonamiento lógico y el espíritu crítico.




DeGrasse Tyson lamenta que la educación no favorezca lo suficiente la necesaria creatividad infantil, a lo que se suma en entorno poco favorable a impulsar su natural curiosidad, algo que unido a la citada falta de espíritu crítico, puede dificultar no sólo el interés por la ciencia, sino la toma de decisiones en el mundo adulto. 

Tanto DeGrasse Tyson como Wales se muestran preocupados por las herramientas que otorgamos a las nuevas generaciones para manejar, procesar y cribar información, unas capacidades fundamentales para encarar la comunicación científica. Como señala Wales, esto es ahora incluso más importante en la era de Internet, las redes sociales, la avalancha de conocimientos y las amenazas de la infoxicación y de los mitos y bulos científicos.

DeGrasse Tyson pide “entrenar a la gente para pensar” y considera que es un modo de empoderar a las personas (algo que, por cierto, podría redundar en un fomento de la ciencia ciudadana que perseguimos). “No debemos ahogar la creatividad ni la curiosidad en los niños, porque, si lo hacemos, de adolescente nos dará igual el mundo”. A menor educación, curiosidad, creatividad y espíritu crítico, menores posibilidades de interés y empatía científica. 




Wales, por su parte, coincide en esta línea: “En ciencia y periodismo hay procesos para revisar y comprobar la información, y algo parecido hay que enseñar a la gente joven, para que puedan ser competentes con los datos que les aporta Internet”. Si queremos acercar a los niños y jóvenes a la ciencia, deben tener armas para sentirse interesados, comprenderla y aprovecharla. 

En definitiva, ambos coinciden en la necesidad de complementar la educación formal, que es mejorable y no cubre todos los espectros que caracterizan el S.XXI, con una educación informal que facilite herramientas para el razonamiento crítico, la duda, la curiosidad y la creatividad. El interés por la ciencia, y la capacidad de ofrecer una buena comunicación científica, se beneficiarían de ello, facilitando además el camino hacia todas las aristas de la divulgación que cita el libro de Agustín Vivas (espíritu crítico, transformación social, impulso formativo, transferencia científica…). 

Como hemos leído en la información aportada por Marta Fallola, comunicadora científica y responsable del Servicio de Difusión de la Cultura Científica de la Universidad de Extremadura, citando al periodista científico Manuel Calvo Hernando, "la actividad de la divulgación de la ciencia es una de las que más creatividad e imaginación exige a sus cultivadores". Si capamos estos instintos infantiles, y no aportamos luego herramientas para desarrollarlos, será más difícil que triunfe la buena divulgación científica.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Periodismo, o cómo saber encubrir la ignorancia

El título de este post puede llevar a engaño. No es una crítica a la profesión, ni a los periodistas, ni nada que se le parezca. Es hasta un halago a una práctica que, sin ser ideal, es una realidad y, al menos en mi caso, ha sido una constante periódica a lo largo de mi carrera (ya son 15 años): hay que saber disimular la ignorancia y la falta de conocimientos, y publicar cosas de forma correcta sin tener ni puñetera idea (o poca idea, por no exagerar) de lo que hablas.

Como comentaba el otro día en una conversación de twitter, lo que voy a contar no es para sentirse orgulloso, pero tampoco para denostarse ni amilanarse. Hablo por mí mismo, pero creo que es algo común a los periodistas: muchas veces escribimos de lo que ignoramos o, al menos, de lo que sabemos poco. ¿Qué sucede entonces? Que, si vales para esto y tienes cierta experiencia, morro y saber hacer, sales del paso. Escribes una noticia, reportaje o similares y consigues hacer ver o creer a los lectores que manejas perfectamente el tema que estás tratando cuando, en realidad, sólo has logrado escribir sin meter la pata, incluso dejando buenas sensaciones, sobre algo que no controlas. Y conseguir esto no es poco, ni sencillo. Quien lo hace, respetando las normas del periodismo -no vale mentir ni engañar-, puede considerarse buen periodista.



No es vanidad, sino crudo realismo. Por mucho que te especialices, y salvo que te dediques a escribir exclusivamente de un ámbito en el que seas un gran experto, es imposible saber de todo lo que haces. Imposible no, pero casi: la formación del periodista suele ser muy general, con una especialización que da gradualmente la propia experiencia, y la falta de tiempo y recursos hace el resto: es bastante común que te toque escribir sobre algo que te suena a chino o, cuando menos, a castellano antiguo. Por supuesto, siempre hay periodistas que, bien porque tienen otro tipo de formación (no, no hay que estudiar Periodismo para ser buen periodista), bien porque la adquieren sobre la marcha, pisan más sobre seguro al escribir. Bravo por ellos: todos ganamos si es así.

Pero esto no siempre pasa y, de hecho, pasa poco, más aún con la precariedad que caracteriza a la profesión hoy día. En periodismo científico y sanitario, como seguro que en otros, sucede bastante lo contrario. Valga mi ejemplo, que quizá no sirva para generalizar, pero sí para poner un ejemplo relativamente común. Acabas una carrera con contenidos prescindibles, falto de prácticas y con la lógica inexperiencia, y tienes la suerte de encontrar trabajo en la redacción de un medio generalista o especializado. Casi de un día para otro, y con ayuda de los compañeros y de tu empuje, en poco tiempo te ves escribiendo, o intentándolo, sobre un congreso de neurodegeneración, un paper sobre genética y cáncer o una reunión política sobre la cartera de servicios del sistema sanitario.

Si eres prudente, te dejas aconsejar, tratas de no ir de guay y tienes cierta madera, sabrás defenderte. Esto no quiere decir que sepas sobre oncogenes, financiación de fármacos o guardias MIR, pero sí quiere decir que sabrás hacer creer que sabes de ello. Alguien puede pensar que esto es engañar al lector y engañarte a ti mismo. Yo creo que no: si eres consciente de tus limitaciones evitarás lo segundo, y si trabajas con ética y humildad, lo primero. Los periodistas tenemos que saber cosas, pero también aparentar que las sabemos.



Lógicamente, cuanta más experiencia acumulas, menos se da esta realidad de enmascarar la ignorancia o la falta de conocimientos. Pero, por mucho que aprendas, siempre te encontrarás con algo nuevo que no controles, y que te exija esta labor de salvar los muebles (a veces con nota). En cierto modo, siempre que tires de vocación, ganas y cualidades, es hasta bueno seguir salvando estas circunstancias a lo largo de tu vida de periodista.

Salir airoso de un congreso americano de oncología, una entrevista a un premio Nobel, un Consejo Interterritorial de Sanidad o un Nature endemoniadamente complejo, cuando te falta la experiencia, los recursos y el tiempo, es para sentirse satisfecho. Quizá lo hagas con dudas y sin sentirte cómodo, pero si el resultado es satisfactorio, si manteniendo la ética, la rigurosidad y la transparencia has conseguido hacer creer a tus jefes, tus compañeros y al lector que sabes de lo que hablas, es que has hecho bien tu trabajo. Aunque no sea lo ideal, porque casi nunca se sabe de todo, y pocas veces se sabe mucho. Ya lo dice el viejo dicho del periodista: "Manejo un océano de conocimientos...con un centímetro de profundidad".