Difícilmente descriptible. Hablaré de salud, sanidad y periodismo, pero también de ciencia, biotecnología, música, literatura, baloncesto, cine, etc., siempre con las pistas que twitter me da como hilo conductor. Siempre leer y escribir
lunes, 23 de enero de 2017
Qué difícil es ser paciente
Esta mañana me he levantado griposo. Cuando se lo he comentado a un vecino en el ascensor, lo primero que me ha dicho es que está medio edificio igual, y que antibiótico al canto. Iba a decirle que mi cuñado es médico y no se cansa de repetirme que los antibióticos no sirven para la gripe ni los catarros, pero se ha bajado en el segundo alegando que le voy a contagiar. Bueno, el caso es que tengo gripe, aunque no sé seguro si es gripe, catarro, un virus, malestar indefinido... dolor muscular, fiebre, la tripa rara, mocos, tos estornudos... ¿qué hago? ¿Me vuelvo a casa hasta que se pase? ¿Llamo a ese teléfono que dicen? ¿Voy a la farmacia? ¿Al botiquín, aprovechando que está lleno de pastillas? ¿Voy al centro de salud? ¿A las Urgencias de atención primaria? ¿Al hospital? Puedo no tomar nada, pero mucha gente me dice que me tome algo. Tengo varias opciones, porque tengo un montón de pastillas que guardo de otras veces. Puedo quedarme en casa sin más a ver si mejoro, pero en mi trabajo igual me piden un justificante médico, o una baja llegado el caso, así que en el fondo tengo que ir al médico. O no. A todo esto, en la farmacia de mi barrio me han ofrecido alguna vez homeopatía; igual pruebo, porque a varios amigos dicen que les ha funcionado. Pero mejor no, porque mi primo, que es enfermero, y un amigo que estudio Química, dicen que la homeopatía es un timo. Vale. Mientras pienso qué hacer, caigo en que igual me he equivocado desde el principio al no vacunarme. Mea culpa. Mi médico me dice siempre que me vacune, que ya tengo una edad, pero otro médico me dice que lo tenía que haber hecho desde joven, por si las moscas, y un tercero me sugiere que no me vacune, porque la eficacia de la vacuna no está muy demostrada. El primer médico se ha vacunado, el segundo no lo tengo claro y el tercero no lo hará. ¿Y yo, qué hago? Si ellos no se vacunan, ¿por qué yo sí? A todo esto, en la tele me acribillan con fármacos que me van a hacer sentir mejor, pero no tengo del todo claro si me curarán o sólo me aliviarán los síntomas. Y, como no conozco bien los síntomas, no sé cuál de ellos tomar. Un médico me dice que los tome, otro que no, un farmacéutico que sí, pero con este otro de añadido, y otro farmacéutico me dice que a descansar a casa, sin tomar nada. El de antes vuelve a ofrecerme homeopatía. Bueno, volvamos al principio. Habrá que ir al médico. Pero he leído en un periódico que no se me ocurra colapsar los centros de salud o los hospitales, que mi caso es de quedarse en casa, pero, oiga, que es que no me encuentro bien. Lo que pasa es que otro periódico dice que el paciente no tiene culpa de nada, y que la culpa de que me atiendan tarde y mal es de los recortes y de un sistema sanitario que era bueno pero que ya no lo es tanto. Lo vi ayer en la tele, todos los pasillos llenos de camillas. Por cierto, igual descarto lo de la farmacia, porque otro vecino me ha dicho que ya basta de enriquecer a los laboratorios, que algunos hasta se inventan enfermedades y son unos sacacuartos. Hasta lo ha dicho el nuevo presidente de EEUU, que me lo han contado. En fin, que este vecino me dice que mi enfermedad, sea la que sea, puede deberse por un desequilibrio emocional, que le acompañe mañana a unas charlas en la que me lo van a dejar todo claro. Las da un médico, aunque el vecino de mi vecino dice que ése ni es médico ni nada. Venga, me voy al médico, al de verdad. He ido. Me ha dicho, así muy rápido, después de un buen rato de esperar en Urgencias en una sala abarrotada, que tengo el pecho un poco agarrado, y me ha dado antibiótico. Como no quería hacer esperar a la gente, y no llego al trabajo, me he ido sin preguntar mucho más. No debe ser gripe, porque habíamos dicho que los antibióticos no servían para la gripe. ¿Qué tengo? Mi madre dice que debía ser principio de neumonía, que a mi tía le pasó hace unas semanas. Chico, no sé. De verdad que no sé...
Esta historia, claro está, es ficticia. Es una hipérbole, pero no me he inventado nada. He puesto juntos varios comentarios que llevo semanas escuchando, algunas conversaciones con mi familia, algunos debates tuiteros, algunos casos que yo mismo he vivido, sucesos que conozco porque trabajo en un periódico de información sanitaria, y lo he aliñado con circunstancias que suceden en el día a día. Sólo quiero reflejar lo perdido que puede sentirse un paciente, en general, y en particular ante una posible gripe. Sucede, aunque no sea tan exagerado. Algo estamos haciendo mal, entre todos. Mala cosa.
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Que difícil es ser paciente!
ResponderEliminar60 años sin atención
Niñ@s de la polio
Necesitamos respuestas del Instituto Carlos iii
ResponderEliminarSOS NIÑ@S DE LA POLIO Y AHORA SPP,sindrome postpolio