Por si te aburre este post (lo entendería), dejo un par de hashtag por si te apetece moverlos y ayudar a la difusión de las protestas contra el ERE.
Me pongo abuelo cebolleta. Cuando entré en Diario Médico trabajábamos en el periódico unos 25-30 redactores. Ahora apenas somos 15. La mitad. Por el camino, además de lo más importante (la gente), Diario Médico ha cambiado de dueño (de Recoletos a Unidad Editorial), ha perdido su edición diaria en papel, otros órganos de difusión, anunciantes, lectores, tirada... Pero seguimos haciendo un trabajo muy digno Y nos dejamos los cuernos en el día a día haciendo muchas cosas, algunas visibles y otras invisibles, con pocos medios.
El nombre que durante casi 25 años se ha hecho Diario Médico en el sector sanitario es difícil de borrar. Pero con la cara bonita no vale. Hay que mejorar, progresar, crecer, cambiar, pelear con el de al lado... Y con tanto recorte no es fácil. Parte de la calidad se puede ir quedando por el camino, además de las consabidas pérdidas cuantitativas. Lo del más con menos, malo. Lo del igual con menos, también. Al final, es menos con menos.
Todas estas vicisitudes no son responsabilidad de los jefes y directores de Diario Médico. Hace tiempo que el periodismo, como la mayoría de negocios, se rige por la economía a gran escala. Los gestores de los grandes grupos de comunicación como Unidad Editorial deben rendir cuentas (habría que analizar cómo) y, para ello, según lo que se autoimponen o lo que se les impone desde (aún) más altas esferas, hay que recortar. Bajar sueldos. despedir gente. Cerrar cabeceras. Perder calidad.
Siempre ha habido un gran buen rollo en la redacción. Cada poco tiempo (cuando podemos), hacemos quedadas multitudinarias. En las últimas, los ex-Diario Médico representan el 90-95 por ciento de los asistentes. Cosa que no tendría por qué ser mala per se... Pero es que llevamos años sin apenas poder contratar. Las apreturas (y otras razones) no permiten que los becarios se queden y engrosen la plantilla, y cuando se pierde un puesto (por el motivo que sea), ya no se repone. Diario Médico, como otros tantos medios, intenta sobrevivir. Haciéndolo bien y con dignidad. Pero últimamente avanza intentando sobrevivir, sin más.
El ERE al que ahora nos enfrentamos unos 1.400 trabajadores quiere, en líneas generales, prescindir de un quinto de la plantilla. Esto, bajado al barro, supone que medios como El Mundo y Marca podrían perder un cuarto se su gente. Que Radio Marca pueda perder a 17 de sus 30 trabajadores. Que dos cabeceras (Historia y Actualidad Económica) vayan a desaparecer. Y que medios especializados, como mi Diario Médico, sigan perdiendo efectivos. Redactores. Currantes. Los que hacen la información, vaya.
Viñeta de Forges, en 2010, hecha en el Congreso anual de Periodismo Digital de Huesca. |
Así que este martes, como ya hicimos el martes pasado, estamos de huelga (quien quiera hacerla, por supuesto). Lo hacemos no para protestar contra quien maneja tan disparatado ERE (que también), sino para defender nuestro puesto de trabajo. Y para defender los medios en los que trabajamos, ya que muchos les tenemos aprecio. No paran de adelgazarnos y algunos quieren nos matar de inanición con formas equivocadas. Lo que propone la empresa no es inviable (lamentablemente, las cosas pueden salir con menos gente y con más precariedad), pero es casi un tiro de gracia a un proyecto "periodístico" que los grandes jefazos siguen defendiendo. Incongruente.
¿Que todo esto el futuro a corto plazo del periodismo? Quizá. ¿Que no hay otra? Puede, pero lo dudo. Ése es otro debate en el que no quiero entrar aquí. Mientras sigan recortando así, pero quieran mantener lo que aún llamamos periodismo, esto no tiene sentido alguno. Entiendo que un negocio muera si no funciona económicamente (Diario Médico no da pérdidas y, sin alegrías, puede considerarse rentable), pero no entiendo que siempre lo paguen los de abajo, y que avanzamos con buenas palabras y promesas que, cada cierto tiempo, siempre se acaban convirtiendo en tijeras.
Pues eso. Huelga. A mi pesar. Pero es lo que hay. Llegará un momento, si esto sigue así, en que no nos quede nada que defender.
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