La explicación que dio ayer en el Congreso Carmen Vela,
secretaria de Estado de I+D+i, sobre la pérdida de financiación del Instituto
de Salud Carlos III (ISCIII), merece una reflexión. El ISCIII se nutre de fondos
ministeriales, pero también de un pequeño porcentaje de lo que factura la
industria farmacéutica (entre el 1 y el 2 por ciento del total, algo regulado
por la disposición adicional sexta, si mal no recuerdo). Los laboratorios
destinan, de este porcentaje, la mitad a la investigación sanitaria del Carlos III,
que depende de Economía, y la otra mitad al Ministerio de Sanidad (entre otras
cosas, al Fondo de Cohesión -que anda muy escaso, dicho sea de paso-).
Me parece importante concretar qué parte de la financiación
del Instituto es pública, y cuál, privada, pero no logro reunir los datos:
hasta donde he llegado, gracias a la ayuda de @lauragibanes, intuyo que el
dinero público supera al privado. Por cierto, el ISCIII contaba este año con
algo más de 286 millones; en 2015 serán 273. Como recuerdo, el Carlos III lleva
cinco años perdiendo financiación, con la excepción de este año, con un 2 por
ciento más. En 2015 perderá más de un 4 por ciento, y en 2011, 2012 y 2013 su
presupuesto también cayó, uno de los años casi un 10 por ciento. La media
sonrisa de 2014 se vuelve a difuminar: la (teórica) recuperación económica no
redunda en el Carlos III.
Así ha evolucionado el presupuesto del ISCIII en los últimos cinco años. La lectura está clara |
Me parece bien (siempre con transparencia y buena gestión)
que la industria aporte fondos a la investigación, aunque me parecería mejor
que la Administración no tuviera que justificar recortes por una menor aportación
privada. Y es que lo que propone Vela, y en principio no le falta lógica, es
que, con la caída del gasto y la factura farmacéuticas, los laboratorios
ingresan menos, por lo que se reducen los fondos que deben destinar a las arcas
del Carlos III. Mientras Vela dice que el dinero que aporta el Ministerio va
aumentando, aunque, visto lo visto, no lo suficiente para que el Instituto no
sufra recortes presupuestarios. Este año, Economía dio 18 millones más al
ISCIII, y en 2015 pondrá otros seis extra, parece. La secretaria de Estado
dijo, literalmente, "hemos hecho lo que hemos podido", dando a
entender que Economía no puede compensar la aportación reducida de la
industria.
La conclusión es que el Instituto Carlos III no lo tiene
fácil. El Gobierno no puede, o no quiere, insuflarle más financiación, y ni
siquiera lo deja al margen de los recortes generalizados. Pero es que el
Gobierno lleva años fomentando una reducción del gasto farmacéutico, lo que,
visto lo explicado antes, afecta indirectamente a que el ISCIII reciba menos
fondos de la industria. Parece un loose-loose. La pregunta que me surge es si
el porcentaje que aportan los laboratorios puede subir y superar ese 1-2 por
ciento de su facturación. Lo ignoro, pero imagino no está la industria como para
aceptar otra vía de escape de fondos.
El Instituto Carlos III ha impulsado en los últimos años, dándoles la manija de la investigación biosanitaria, los Institutos de Investigación Sanitaria (IIS) y los Centros de Investigación Biomédica en Red (Ciber). Son, o eso se pretende, la joya de la corona de la investigación biomédica, junto con el CNIO y el CNIC (que tendrán el año próximo presupuestos congelados, por cierto). El ISCIII tiene buenos proyectos y un director que, hasta donde sé, tiene ganas de ver a la ciencia más arriba de lo que está ahora. Pero sus centros y proyectos van a tener que liderar el sistema, salvo que la letra pequeña de los presupuestos siga otra cosa, apretándose el cinturón y con unos bolsillos menos llenos.
Carmen Vela, hace unos días en el Congreso. Sobre la pérdida de fondos del ISCIII, tras decir que la financiación púvblica sube, añadió: "Hemos hecho lo que hemos podido" |
El Instituto Carlos III ha impulsado en los últimos años, dándoles la manija de la investigación biosanitaria, los Institutos de Investigación Sanitaria (IIS) y los Centros de Investigación Biomédica en Red (Ciber). Son, o eso se pretende, la joya de la corona de la investigación biomédica, junto con el CNIO y el CNIC (que tendrán el año próximo presupuestos congelados, por cierto). El ISCIII tiene buenos proyectos y un director que, hasta donde sé, tiene ganas de ver a la ciencia más arriba de lo que está ahora. Pero sus centros y proyectos van a tener que liderar el sistema, salvo que la letra pequeña de los presupuestos siga otra cosa, apretándose el cinturón y con unos bolsillos menos llenos.
Todo lo que he escrito afecta a la cáscara, a lo que las
personas de a pie (quizá los periodistas algo más) podemos saber sobre la
financiación de los centros públicos. Ignoro, y ojalá sea así, si, bajo una
apariencia de recortes, centros como el Carlos III pueden mejorar indicadores
de la i+d+i con una microgestión basada en el más con menos. Si es así, estaré
encantado de escribir en este y otros foros que la pérdida de fondos tiene poca
importancia. Repito, ojalá sea verdad el más con menos, pero lo que la ciencia
necesita es que se intuya, desde fuera y sin tener que indagar mucho, que el
Gobierno apuesta por ella. Y no, hasta ahora no se ve a las claras.
No es por hacer demagogia: más allá de pancartas o partidismos, esta frase encierra una verdad como un templo. Hay que sacarla a la calle, pero también meterla en la cabeza de muchos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario