Lo que realmente quiere esta sociedad científica es que los cigarrillos electrónicos entren en un proceso previo a la regulación. Vigilarlos y evaluarlos, para que deban pasar más controles y tengan que demostrar su hipotético y dudoso beneficio sanitario, confiando en que, durante este proceso, no lo hagan y, finalmente, no sean declarados de utilidad terapéutica. Es una suerte de paradoja: pido regular algo que, intuyo, fracasará en su intento de demostrar utilidad y eficacia, para que luego se prohíba.
¿Qué conclusión sacas de este titular? Falta claridad en algunas notas de prensa...y cuidado en algunos medios |
¿No recuerda esto al proceso (parado) de regulación de los homeopáticos? El Ministerio dijo hace ya unos años que quería regularlos para tenerlos controlados, ver si son eficaces o no, y actuar en consecuencia (¿retirarlos? ¿avalarlos?). Incluso la industria homeopática aplauduó el paso, sin saber si impulsaría su negocio o si lo derrumbaría. Como el borrador de orden ministerial dio alguna vuelta (aquí puedes leerlo entero) y no es excesivamente claro ni concreto, hay quien cree que, al entrar en proceso de estudio y regulación, podrían encontrar algún resquicio para seguir campando por el mercado, quizá incluso con beneplácito de las Administraciones. Quién sabe, visto lo visto. Al hilo, muy recomendable este post que se publicó en Naukas. Por cierto, el borrador, y lo que parece que pretendía regular, siguen en el cajón, mientras la homeopatía sigue en muchos estantes.
Lo que quiero decir es que todo esto debería ser más sencillo. ¿Tenemos un pruducto del que aún no hay evidencia, como los cigarrillos electrónicos y la homeopatía -salvando todas las diferencias entre ellos-? Pues que no esté en el mercado, o que, si puede estarlo por marañas legales y/o burocráticas, que esté fuertemente restringido y muy controlado. Más aún si, como en el caso de los cigarrillos electrónicos, hay indicios de toxicidad, aunque algunos estudios, como éste que investigadores del CSIC publicaron hace unos días, concluyan que esta alternativa daña menos el organismo que el tabaco.
Con los homeopáticos no hay, en principio, toxicidad per se, aunque sí una falta de evidencia sobre beneficios, vista la ausencia de estudios (validados y replicados) que apoyen su causa. Esto es lo que yo opino, aunque hay quien defiende lo contrario y lo documenta, como sucede con este informe avalado por las Universidades de Zaragoza y Barcelona (y por Boiron). Aprovecho para decir que soy el primero en estar de acuerdo con evaluar lo que hay, para saber a ciencia (sí, ciencia) cierta su eficacia o ineficacia. También soy el primero en desear, con la información que tengo ahora, que los productos homeopáticos dejen de tener protagonismo en la medicina.
Informe de hace unos años. Difícil salir del sempiterno debate. Unos dicen que hay ciertas evidencias, otros que ninguna. Mientras, los productos en la calle, y una posible regulación en stand by |
En ocasiones, tanto limbo y tanta publicidad sin evidencias lleva a confundir los productos homeopáticos no solo con complementos hipotéticamente beneficiosos frente a terapias de utilidad demostrada, sino como posibles sustitutos de éstas. Y pasan cosas como ésta, quizá el caso más famoso (y manido, todo sea dicho) de las consecuencias fatales que puede tener optar por terapias alternativas dejando de lado la medicina.
Si, en vez de ser claros y cortar por lo sano, nos metemos en berenjenales y no dejamos claro si lo que queremos es prohibirlos, fomentarlos o dejarlos a su aire sin mojarnos el culo (sea homeopatía, cigarrillo electrónico, o cualquier aspecto sin evaluación ni datos científicamente comprobados), el resultado se traduce en desinformación y suspicacias, por mucho que la intención sea buena, mala o neutra. ¿No?
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