Asignatura: Epistemiología. Tarea 5
El concepto global de cultura científica engloba diferentes
formas de entenderlo. Una de las primeras es su asimilación a la alfabetización
científica, cuyas raíces pueden ya observarse hace siglos. Se trata de una idea
bastante unidireccional, en la que es la ciencia la que se dirige a la
sociedad.
El concepto se fue desarrollando a lo largo del siglo XX,
hasta que con el cambio de siglo empezó a tomarse en serio una reflexión que
venía forjándose de atrás: ¿está teniendo éxito el traslado de la ciencia a la
sociedad? Se asume que no, o como mínimo que este éxito es muy moderado y
relativo. Entre otras conclusiones, parece que se subestima la complejidad de
la relación entre ciencia y sociedad (obsérvese que se sigue citando en primer
lugar el término ‘ciencia’ y en segundo lugar el término ‘sociedad’).
Una pequeña evolución de la alfabetización científica puede
ser el término comprensión pública de la ciencia, que trata de aportar algo de
bidireccionalidad a la cultura científica, dando más peso al que casi siempre
se cita como mero receptor: el ciudadano. Si la alfabetización científica se
había trasladado a un plano individual, cuando se supone que al hablar de
cultura científica se habla de la sociedad, la comprensión pública de la
ciencia trata de recuperar una visión más generalista.
¿Llega la ciencia a la calle? (Pixabay). |
Otro paso más allá se da cuando se empieza a hablar de
apropiación social de la ciencia. Quienes lo propugnan tratan de forjar una
idea de cultura científica aplicable tanto al ciudadano como a la sociedad
global. Al fin se idean y desarrollan procesos de participación ciudadana,
muchos de los cuales tratan de generarse como procesos formativos. En el fondo,
no se trata de enseñar la ciencia, ni siquiera de que se comprenda: las
personas deben saber interpretarla, recurrir a ella, de forma consciente pero,
incluso, de manera inconsciente. La idea es más aprehender la ciencia que
aprenderla.
En todos estos conceptos de cultura científica tienen
relevancia dos cuestiones satélite que van progresando a la vez que las
definiciones tratan de acercarse a la ciudadanía para implicarla.
Por un lado, se ha ido llegando a la conclusión de que la
relación entre conocimiento y actitud no tiene excesiva validez. Según se va
modulando una idea más participativa, se comprende que la ignorancia no tiene
por qué generar rechazo, así como los conocimientos no tienen que traducirse en
aceptación per se.
Por otro lado, las encuestas que tratan de medir la percepción
social de la ciencia y el grado de alfabetización/comprensión/apropiación
comprenden que hace falta gestionar bien los indicadores que utilizan, evitando
que éstos tengan un carácter más científico que social. Aún hay que saber
exprimir la eficacia, eficiencia y utilidad de estas encuestas. Continuamos
persiguiendo la interpretación más adecuada del término cultura científica.
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