domingo, 22 de marzo de 2020

Aprendiendo sobre comunicación científica (41). Entrevista para difusión científica por Twitter: José Ramos Vivas

Ya estoy con la última tarea del máster. Para hacer difusión científica en Twitter he elegido el tema de las resistencias a los antibióticos. Me he puesto en contacto con José Ramos Vivas, microbiólogo, exinvestigador en el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander (IDIVAL) y miembro de las sociedades científicas SEIMC, SEM y ASM. Su perfil divulgador le ha llevado, entre otras cosas, a publicar el libro Superbacterias.

Sólo precisar que esta entrevista la hago a título personal, como alumno del Máster. En esta ocasión no la hago ni con mi gorra del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ni con mi gorra de la Asociación de Comunicadores de Biotecnología (ComunicaBiotec).

No ha sido sencillo encontrar un experto que dedique estos días parte de su tiempo a este tipo de cosas (algo absolutamente comprensible; la gente está volcada en el día a día del coronavirus, much@s de ell@s al pie del cañón). Hasta en una entrevista sobre bacterias acaba saliendo el SARS-CoV-2...

"Los jóvenes deben conocer la ciencia para entender que es buena para ellos"


El microbiólogo José Ramos Vivas considera que aún falta mucha cultura científica y conciencia social en torno al problema de las resistencias a los antibióticos. De entre todos los factores que generan las resistencias antimicrobianas, está convencido de que el principal "es el mal y uso y el abuso que hacemos de los antibióticos". Más allá del reto científico que supone tratar las infecciones, destaca el reto de la divulgación, aún pendiente de consolidarse, para que todos comprendamos mejor el problema.


¿Por qué es tan importante mejorar la conciencia social y profesional sobre resistencias antimicrobianas?


El microbiólogo José Ramos Vivas.
Si no conocemos el problema es imposible que tomemos medidas para reducirlo o eliminarlo. A nivel individual, lo que podemos hacer es muy sencillo y los profesionales lo repetimos a todas horas, pero el mensaje parece que no llega a la población. Falta mucha cultura científica todavía. El ejemplo más claro es cómo se ha tomado mucha gente el tema del aislamiento, lavado de manos, etc., en esta crisis del coronavirus. Con la resistencia a los antibióticos ocurre lo mismo. La gente ni siquiera sabe distinguir entre virus y bacterias…

A nivel profesional hay una buena comprensión del problema; las autoridades competentes han tomado medidas y están tratando de implementar otras nuevas. El problema principal está en atención primaria. Hay médicos que no leen artículos científicos y no están al día de las tendencias en los patrones de resistencia de los clones nacionales, de las nuevas especies de superbacterias, etc. Básicamente no se pueden estar a todo, y ese problema hay que tratar de solucionarlo…


¿Hay cálculos o estimaciones sobre qué peso podría tener el mal uso de los antibióticos en el incremento de las resistencias? No es el único factor que influye, ¿no? 

Hay múltiples factores, pero el principal es el mal uso y el abuso que hacemos de ellos. Tomamos antibióticos para todo, y no sólo los utilizamos en medicina humana. En medicina veterinaria el problema es incluso mayor; hay también múltiples estudios que lo confirman. Donde se usan más antibióticos aumentan las resistencias, y donde se dejan de utilizar, disminuyen. Donde peor se utilizan los antibióticos aumentan las resistencias, y donde mejor, disminuyen. Donde más se contamina con residuos de antibióticos, aumentan; en los ambientes donde nunca se introducen residuos de antibióticos nunca aparecen bacterias resistentes.


Más allá de tratar de frenar o minimizar las resistencias a los fármacos actuales, ¿cómo ves la situación en el desarrollo de nuevos antibióticos? 

El problema es demasiado grande para las soluciones que están encima de la mesa (y hay decenas de ellas). Llevo unos años recopilando titulares de prensa nacionales e internacionales sobre noticias relacionadas con el descubrimiento de nuevas moléculas que se publicitan como 'la solución' al problema de las superbacterias. Algunas están aisladas de animales, de plantas, de otros microorganismos, del fondo del mar e incluso de la piel humana, pero la noticia sale cuando esa molécula tiene solo unos buenos resultados en el laboratorio. Algunas han llegado a la cama de los pacientes con el tiempo, pero no son ni mucho menos 'la solución'.

El problema no es sólo un tipo de bacteria o un mecanismo de resistencia; es una combinación de diferentes especies y mecanismos de resistencia, y una sola molécula nunca va a cubrir todo. Pero bueno, hay que ser optimistas; algunas de estas moléculas nos harán ganar un poco de tiempo en pacientes con algún tipo de patología concreta, hasta que desarrollemos alguna molécula totalmente rompedora y efectiva.


El concepto de One Health trata de unificar salud humana, animal y medio ambiente en cuestiones como ésta. ¿Es un concepto sobre el que se esté trabajando e investigando suficiente? 

Lleva pocos años y hay que darle tiempo. Lo bueno que tiene esta aproximación es que está reuniendo equipos multidisciplinares de todo el mundo y eso hace que el enfoque de los problemas y la búsqueda de soluciones sea más efectivo. Estos consorcios demandan muchos recursos y, claro, no hay que ser una eminencia para saber que cuando se juntan muchos científicos y mucho dinero, algo positivo tiene que salir.


¿Crees que en los últimos años ha mejorado el conocimiento de la sociedad en torno a este tema? Por ejemplo, ¿tiene la gente más clara la idea de que los procesos víricos no se tratan con antibióticos? 

Si nos ceñimos a los resultados de los últimos Eurobarómetros, no. El año pasado hicimos una encuesta a cientos de alumnos en nuestra comunidad autónoma, Santander, de una media de 16-17 años. El resultado fue similar al del Eurobarómetro. Nos encontramos una cosa curiosa: había alumnos que tomaban un montón de antibióticos al año. Esto no es normal, así que averiguamos que muchos de los que contestaban a la pregunta '¿Cuántas veces has tomado antibióticos este año?' confundían el ibuprofeno o el paracetamol con antibióticos… No es normal que una persona tome antibióticos más de 15 veces al año.


¿Cómo crees que se puede mejorar la divulgación científica y social sobre esta cuestión?



"El problema no es sólo un tipo de bacteria o un mecanismo de resistencia;
es una combinación de diferentes especies y mecanismos de resistencia,
y una sola molécula nunca va a cubrir todo"

Hay que enfocar esa divulgación sobre todo a la gente joven. Aún hay muchas personas mayores en España que no siguen el consejo de nadie, y es difícil convencerlas o que retengan la importancia del problema. Pero a los jóvenes los tendremos en unas décadas con patologías casi incurables si el problema de las resistencias persiste o aumenta, así que es ahí donde hay que centrarse, en los colegios, desde pequeños. Hay que acercar a los alumnos a los laboratorios, que conozcan la ciencia, el método científico, que aprendan a pensar y a darse cuenta de lo que es bueno para su salud y para la salud de todos.

Al terminar el proyecto de divulgación donde implicamos a esos estudiantes que hemos comentado anteriormente, volvimos a repetir la encuesta que antes comentaba, y en su gran mayoría ya sabían distinguir entre un virus y una bacteria, entre un antibiótico y otro medicamento, etc.. La divulgación actual es bastante buena, pero hay que insistir, porque no sabemos si se les olvidará con el tiempo.


¿Crees que la resistencia a antibióticos tiene la presencia necesaria en medios de comunicación? ¿Y en las redes sociales, como información y divulgación? 

Normalmente no, pero esto va por ráfagas, y a los periodistas les interesa la inmediatez, la respuesta, no la cuestión de fondo. Si hay un brote de Listeria, la gente se interesa por las bacterias. Si hay un brote de coronavirus, la gente se interesa por los virus. Si hay un brote de una superbacteria en la unidad de neonatos de un hospital, la gente se interesa por la resistencia a los antibióticos.

En las redes sociales hacemos lo que podemos. En mi caso trato de mostrar cosas que llamen la atención para alertar sobre el problema. Es importante mostrar el mundo microscópico que nos rodea, porque si la gente no está familiarizada con las bacterias buenas y con las malas, no entenderán muchas cuestiones relacionadas con ellas y que afectan a nuestra salud.



"Hay que acercar a los alumnos a los laboratorios; que conozcan la ciencia, el método científico,
que aprendan a pensar y a darse cuenta de lo que es bueno para su salud y la de todos".



¿Una última reflexión? ¿Qué te gustaría contar que no te haya preguntado?

Una cuestión importante es la concienciación del político. A los políticos no les interesa la ciencia, pero sí la economía. Si la economía va bien los votantes están contentos. Como los políticos son los que financian la investigación, debemos informarles de este problema. Y una manera de engancharlos para combatirlo es hablarles de lo que cuestan a sistema sanitario las resistencias a los antibióticos. Una buena parte de recursos económicos que destinamos a tratar las patologías causadas por bacterias resistentes se podrían destinar a educación o a ciencia o a la propia sanidad, pero nos los gastamos en comprar antibióticos cada vez más caros y en pagar cantidades enormes para salvar la vida a los pacientes infectados.

Invirtiendo el gasto sanitario en ciencia e investigación en este tipo de problema (y en muchos otros) el problema se reduciría bastante. Hasta que a nuestros políticos no les entre en la cabeza que la ciencia es importante, no la financiarán adecuadamente. A lo mejor se dan cuenta con la factura que va a dejar el coronavirus…

2 comentarios:

  1. Me parece correctísimo el planteamiento de la educación, concienciación y acercamiento a los jóvenes de la ciencia, resultará mas fácil eso, lo de los políticos, tarea imposible, un escaño vale vas que la ciencia.

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