Clase 4, opción 1. Popper VS Kuhn: sobre la ciencia normal, los paradigmas y los dogmas
La denominada ciencia normal de Kuhn supone cierta ruptura con formas previas de entender la ciencia, como el falsacionismo de Popper. Kuhn considera que la ciencia depende de su entorno y de su época, y que, además, precisa de cierto marco de actuación predeterminado que la encauce y la permita desarrollarse. Los llamados paradigmas del modelo de ciencia de Kuhn se sustentan en, como señala Chalmers en su texto, en el conocimiento 'tácito' del científico normal.
Estas tesis acercaron a Kuhn al relativismo, aunque él no estuviera de acuerdo con esa etiqueta. Trató de explicar que su ciencia normal, sus crisis, problemas y revoluciones, no se enmarcaban en una tesis relativista, pero cabe pensar que sus paradigmas se relacionan con un entorno y una mentalidad que modula la ciencia temporalmente, una relación ciertamente aplicable al relativismo.
Dibujo de Popper (izquierda) y Kuhn (derecha). Créditos: Artículo en Investigación y Ciencia. |
Chalmers considera que la filosofía de Kuhn encierra dos corrientes poco compatibles entre sí, una relativista y otra no relativista. Para no navegar entre dos aguas, cabe alejarse del relativismo, asumiendo que los cambios revolucionarios de paradigma justifican un correcto desarrollo de la ciencia, o adaptar el relativismo a los principios de Kuhn, desarrollando una vía sociológica más allá de lo que éste postuló.
La objeción de Popper podría sortearse si se asume lo antes dicho, que la solución de problemas en la ciencia normal de Kuhn, pese a no cambiar paradigmas, hace evolucionar la ciencia. No parece sencillo reunir ambas formas de ver la ciencia, o llegar a un gris intermedio que convenza a ambos filósofos. Popper no aceptaría un marco tácito y aceptado por la comunidad científica en el que basar toda la ciencia, y Kuhn no entendería ésta sin esos paradigmas que, a su juicio, organizan la ciencia y la hacen más apropiada y legítima. Este concepto, legitimidad, parece clave: la ciencia de Popper deslegitima la de Kuhn, y viceversa. Una de las claves es una pregunta que ronda a esta tribuna que publicó El País hace ya casi 20 años: ¿Hasta qué punto es la ciencia una construcción social?
Clase 4, opción 4. Comunidad científica como autoridad epistémica
Creo que este análisis entronca en cierto modo con el anterior. Asumir la ciencia normal de Kuhn y los paradigmas que la sustentan y acotan conduce a la definición de una comunidad científica afín a estos principios que actúa como reguladora de la propia ciencia. En principio, no es extraño pensar que la autorregulación de una actividad (la ciencia) por parte de quienes más lo conocen y la desarrollan, pueda ser una base apropiada para avanzar. Pero también cabe preguntarse si esto no puede derivar en una ciencia dogmática sólo conducida por los intereses de quienes la sustentan.
Imagen: Shutterstock. |
Entiendo que la manera de garantizar que una ciencia regida por la comunidad científica se desarrolle de manera justa y efectiva es dotarla de un contenido ético y legislativo. Alguien tiene que controlar a quien controla, o al menos poder modular su control. Por ello, la participación de agentes externos a la comunidad científica, aun asumiendo que ésta es la más preparada y apropiada para liderar la ciencia, sería beneficiosa.
¿Deben los diferentes riesgos y estrategias -los cita Chalmers al analizar a Kuhn para hablar de los paradigmas como algo abierto a diversos enfoques- abrirse a decisiones de fuera de la comunidad científica? Cabría preguntarse si la entrada de estos agentes externos a la comunidad científica podrían, o no, poner en duda el paradigma del que se vale la comunidad científica para 'ordenar' la ciencia.
Comparto con Kuhn que la ciencia precisa de cierto orden y de marcos (flexibles y transformables) que la orienten, pero creo que no es fácil poner puertas al campo en ciencia. Ahí la ética científica tiene mucho que decir, y en estas lecturas no he visto mucho asomo de este concepto en relación con las filosofías de Popper, Kuhn y compañía. Sin ética, la ciencia puede avanzar, pero también perderse.
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