Difícilmente descriptible. Hablaré de salud, sanidad y periodismo, pero también de ciencia, biotecnología, música, literatura, baloncesto, cine, etc., siempre con las pistas que twitter me da como hilo conductor. Siempre leer y escribir
Hoy los compañeros de @Papel _EM han publicado un tema, firmado por @e_paniagua, sobre la proliferación de app médicas. Lo puedes leer aquí. Como las fuentes consultadas son un acierto (@juliomayol y @doctorcasado), la conclusión que se saca es acertada: no evaluamos lo que ponemos a disposición del paciente y, además, a veces hacemos uso de ello en circuitos estancos y ajenos al global del sistema sanitario. Ojo, que esto no quiere decir que no haya que apostar por las app médicas. Todo lo contrario, porque tienen muy buna pinta. Pero no lancemos las campanas al vuelo...
Me viene a la mente un término que me recordó no hace mucho @jaime_delbarrio: infoxicación (y sobre el que escribió hace unos años @navarrotradmed). Hay cierta tendencia a dejar pasar el tren por exceso y por incapacidad de centrar el tiro cuando lo que está a nuestro alrededor abruma. Igual que pasa con el manejo de datos genómicos, la explosión de las app médicas tiene su cara y su cruz: surge una herramienta potencialmente muy útil, pero queda difuminada por su indefinición. Lo de la potencial consulta médica en el bolsillo de los usuarios...
El caso es que la mayoría de profesionales sanitarios no conocen el mundo de las app sanitarias, y que muchos de los pacientes que las utilizan, o que piden valerse de ellas, están expuestos a un desconocimiento sobre su utilidad real. Ojalá que iniciativas como Asociación Salud Digital aporten algo de luz al asunto. La oferta crece y crece, pero, como decía un anuncio de la tele, la potencia sin control no sirve de nada...
Érase una vez un periodista que salía de casa a las 8:30 y volvía doce horas después. No se pasaba esas doce horas currando, pero primero llevaba a sus dos hijos a la guardería y al colegio y luego se tragaba hora y media de coche entre ida y vuelta, con reiterados atascos. Comía en la redacción con sus compañeros, en un comedor comunitario situado a 100 metros de su ordenador. Tenía la suerte de no trabajar, salvo muy escasas excepciones, los fines de semana.
La jornada laboral de este periodista, en términos de su profesión, es bastante respetable comparativamente hablando. Algunas horas extra, como en casi todos los medios, pero dentro de unos parámetros digamos que adecuados (hubo tiempos peores). Pero el caso es que este periodista tiene una mujer, dos hijos y una vida propia, trinomio difícilmente compatible con ese término que tanto cuesta introducir en el sistema laboral español: conciliación.
Escribo esto hoy porque, gracias a @gemalalbendea, he pasado un rato informándome sobre la iniciativa La prensa concilia #periodistaconcilia, lanzada por la (buena) gente del movimiento social #mamiconcilia. Aquí puedes leer el comunicado que han hechoy, de paso,colaborar con la causa contando tus impresiones sobre el periodismo y la conciliación laboral y familiar. Yo ya lo he hecho.
Campaña #periodistaconcilia, de la gente de @mamiconcilia
Mi situación, dentro del conflicto conciliador, no es nada mala. Muchos compañeras, periodistas y de otras profesionales, lo pasan mucho peor. En mi casa somos dos periodistas (cosas de un entorno endogámico...) y dos niños pequeños y, mal que bien, salimos adelante. Si vienen mal dadas, tenemos abuelos cerca que están encantados de quedarse con los pequeñajos.
Para engrosar una costumbre que, lamentablemente, sigue primando en este país (ésa por la que es la mujer la que más cuida de los hijos), es mi bianamada esposa (la @gemalalbendea de unas líneas más arriba) la que, después de currar en casa por la mañana, pasa las tardes con ellos hasta que yo vuelvo del curro.
E quando arrivo a casa... no tomamos café descafeinado, sino que pasamos un ratejo juntos apañando a los peques con ciertas prisas e intentando disfrutar el momento. Luego cenamos y, mientras yo trato de desconectar un rato, ella y curra otro poco antes de acostarse, porque es periodista freelance y autónoma (échale...). Vamos, que en el día a día mi idolatrada mujer y yo cruzamos tres palabras mal contadas.
La Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) ha lanzado hace unos días la campaña #LaPrensaConcilia
Del dicho al hecho hay un trecho...
Lo del periodismo tiene, entre otras muchas otras cosas, una cosa potencialmente a favor de la conciliación y otra en contra. La buena primero. En ciertos medios y trabajos (como en el mío), puede dejar sitio al teletrabajo (digo puede, porque es un modelo apenas extendido) y a una jornada flexible escasamente explorada todavía. Ahora la mala. Como no hacemos tuercas, la noticia no descansa y la mentalidad sigue siendo la de echar horas, la profesión a veces exige respuesta y dedicación inmediatas en momentos inesperados.
Dicho esto, en periodismo se podría establecer un modelo pro-conciliación mucho más adecuado que el actual, que es casi inexistente y/o residual. Mucho nos queda por hacer para progresar en esto de la conciliación. Escribir un post y sumarse a una iniciativa es sólo un granito de arena, pero sirve para avivar el debate, implicar a gente, sacudir el árbol y conseguir, poco a poco, que el tema cale donde tine que calar, allí donde se toman las decisiones (o deberían tomarse).
Esta mañana Hemos amanecido con una noticia que no por esperada deja de ser tan buena. Con la declaración de Liberia como país libre de enfermedad, la OMS ha dado por acabad la epidemia de Ébola, más de dos años después de su inicio, fechado el 28 de diciembre de 2013, cuando falleció el considerado caso 0 de la epidemia.
Más de 500 personas han sobrevivido al virus en Elwa3, el mayor centro de tratamiento del Ébola, situado en Liberia. La foto es de Médicos Sin Fronteras.
La epidemia deja cifras tremendas, con un total de 28.637 casos confirmados y 11.315 muertes. En un principio, en 2014, se hablaba de unas cifras de letalidad del virus que podían alcanzar el 90 por ciento, como reconocía la propia OMS a principio de 2014.
Pasados dos años, el final de la epidemia deja una mortalidad que no alcanza el 40 por ciento (39,51 por ciento, concretamente), cifra menor que la que citaba la OMS en octubre de 2014, coincidiendo con el caso que sufrió España, cuando ya había más datos sobre la epidemia africana.
Echando un ojo detenido a las cifras en los tres países más afectados, Liberia, Guinea y Sierra Leona, los números son bastante diferentes, demostrando lo mucho que puede variar la ltalidad del virus según dónde se dé y las condiciones que lo rodeen.
- Liberiaes el país con más fallecidos: 10.666 casos y 4.806 muertes, lo que deja el porcentaje de mortalidad más similar al global de la epidemia, un 45,05 por ciento de mortalidad.
- Guinea, el país con la cifra de letalidad, ha alcanzado el 66,6 por ciento de mortalidad, con3.804 casos y 2.536 muertes.
- Sierra Leona queda como el paí que ha registrado más casos: 14.122, con 3.955 muertes, lo que deja el porcentaje más bajo de letalidad, un 28 por ciento de mortalidad.
La epidemia se ha ido, y ojalá no rebrote, pero estamos lejos de acabar con la enfermedad. A ver si sacamos algo bueno de lo malo y estos dos años de lucha contra el virus nos permiten arrinconarlo poco a poco. Ya hay una vacuna muy prometedora.
Me despido con una imagen que me pasó hace unas semanas la gente de Médicos Sin Fronteras, que, como decía esta tarde @manuelansede, ha atendido a 5.226 de los 28. 637 casos, salvando a 2.478 personas.
Un sanitario de MSF atiende a Nubia, última paciente de ébola en Guinea
hasta la fecha, en un hospital del país africano. (Samuel Aranda/MSF)
A MSF, y a las demás ONG, cooperantes, médicos, enfermeros,
sanitarios, personal civil, instituciones, etc, que han puesto su
granito de arena, y que lo siguen poniendo, GRACIAS.
Vamos con el consabido repaso del año. Sí, llego tarde, perfecta metáfora de mi relación con este blog desde hace meses. No me da la vida, como conté en mi último post del año.
He empezado 2016 como acabé 2015, desordenado, así que este post va a ser una mera enumeración dealgunas cosas, sólo algunas, que me marcaron el año pasado. Me dejaré muchas, claro, pero es lo que tiene escribir un post a vuelapluma, algo que también tiene su gracia.
La aparición de Principia, un magazine de divulgación cultural y científica, confirma el buen estado de la comunicación en ciencia en los últimos años, como ya conté en esta entrada. La gente de Principia, comandada por @eroyuela, ha tenido, además, la gran idea de publicar también Principia Kids, destinada al público infantil. Ambas las tengo en casa y puedo dar fe de que merecen la pena. He puesto mi granito de arena siendo mecenas del proyecto, así que la satisfacción es doble.
Haceos con ellas. Merecen la pena
Mi premio a la mejor novedad bloguera del año 2015 es para @RaulCalvoRico, que empezó el 1 de enero del año pasado a nutrir su Medicina en la cabecera con emotivas historias del día a día de un médico de Familia que te llegan muy dentro. Más que recomendable.
No puedo dejar de hablar de la paliza que nos dimos mi compañera @lauragibanes entre noviembre y diciembre y yo con el especial pre-elecciones generales en @DiarioMedico, que cristalizó en mil acciones que podéis ver en los hashtag #EleccionesDM y #MiPrioridadEnSanidad. Sudamos tinta y conocimos bien nuestros límites, pero quedó chulo. Muchos nos ayudaron a que el trabajo luciera. Gracias.
Mi disco del año 2015, y son muy subjetivo e imparcial, es el último de Iron Maiden. Una maravilla, a la altura de algunos de sus discos ochenteros, y sin dudo el mejor de este siglo, compitiendo con su Brave New World de 2.000. El tiempo dirá si llega a pisarle los talones a sus Powerslave y Number of the Beast. Por supuesto, ya tengo mi entrada para verlos en Madrid dentro de unos meses.
Tears of the clown, del Book of Souls de Iron Maiden.
Dedicada, por cierto, al fallecido Robin Williams.
Más música, en este caso en directo. Por fin vi a los Kiss, en el Palacio de los Deportes de Madrid. Una menos en la lista de grandes del rock duro pendientes (no me quedan muchos...). ¿El concierto? Bastante bueno, pero, salvo algún pasaje, no me emocionó como me esperaba. ¿Mereció la pena? Claro.
Kiss y su Rock and roll all nite
Como siempre, he leído mucho pero menos de lo que me hubiera gustado. Ha sido un año de trilogías: me he leído La Trilogía del Baztán, que va de más a menos y finalmente no me ha dejado un gran poso, y Millennium, que me ha tenido pegado al ebook y que me parece un señor best seller, un par de escalones por encima de la mayoría de sus homólogos superventas.
También me leí, meses antes después de su muerte el pasado 28 de diciembre, la autobiografía de Lemmy Kilmister (cantante de Motörhead), un desenfreno en toda regla bien aliñado con algo de culturilla musical.
Vaya pérdida la de Lemmy.
Una forma de conocer su desquiciada vida durante 70 años
En abril del año pasado estuve en el Congreso de la ANIS, Asociación Nacional de Informadores de la Salud (@anisalud), en Oviedo. Estuvo muy bien, la verdad. Mucho curro de día y buen networking nocturno cerrando algún que otro bar. Aquí os dejo la mesa redonda en la que participé, en la que hablamos de medios de comunicación y crisis del Ébola.
Hablando en Oviedo, con la gente de la ANIS, de cómo se reflejó en los medios la crisis del Ébola.
No estuvimos muy afotunados, vaya.
Poco cine he visto. Con lo que yo era. Me quedo con esa pequeña maravilla que es Inside out, de la gente de Pixar. Por cierto, que hace unas semanas sacaron un corto que continúa una de los orgumentos de la peli original. Para variar, genial.
Riley's first date. Échate unas risas...
No puede faltar en este post todo el tiempo que me ocupó en 2015 la Asociación de Comunicadores de Biotecnología (@acbiotecnologia). Hicimos nuestro primer congreso nacional y salió bastante bien, la verdad, dentro de nuestras posibilidades. Puedes leer aquí un resumen de cómo fue, vía @lluismontoliu y @jcestebans. Ya que se movió bien por redes sociales, también hicimos un storify, vía @itato. Mucho por hacer para este año. Ganas de seguir dándole vida a la AcB.
Para acabar, dejo un enlace a uno de los temas de curro que más me gustó hacer en 2015, sobre hashtag sanitarios y su alcance. Lo podéis leer aquí en Diario Médico y también podéis echar un ojo al post que dejé el respecto.
Huelga decir que en 2015 hice muchas más cosas, y que me pasaron otras tantas más. Escuchar las primeras palabras de un peque y ver sus primeras caídas al intentar andar no tiene precio, claro. Vivir con una recién estrenada periodista freelance autónoma (que, además, tiene un alter ego 2.0 y se desdobla en @cibermadres y en este blog), tampoco. Pero hasta aquí llega este post... A darle duro al 2016.
Empiezo a ver la luz al final del túnel, pero llevo un par de meses en los que la vida me lleva, me puede, me supera. Esto, entre otras muchas cosas, se ha traducido en un semi-abandono de este blog: 2 post en los últimos tres meses. Sirva esta entrada de desahogo personal (que también para eso están los blogs) y para dar difusión a algunas de las cosas que han hecho que en las últimas semanas mi nivel de estrés, agobio vital, desconexión social y saturación mental alcancen cotas insospechadas.
Uno de estos días -si consigo escaparme de minivacaciones- acabo así.
Mucho curro. Eso siempre. El caso es que, hace un par de meses, se nos ocurrió a mi compañera en Diario Médico @lauragibanes y a un servidor hacer un especial de política sanitaria sobre las elecciones del 20-D. No buscábamos nada muy complejo, porque ya bastante liados andamos con el día a día, pero el caso es que, por unas o por otras, acabamos embarcados en una empresa que, ahora que ya casi hemos concluido, nos ha dejado tan satisfechos como extenuados y rayanos en la locura laboral. En #EleccionesDM podéis echar un vistazo general.
Aquí os dejo algunas cosas que nos hemos currado. Desde este enlace podéis acceder a toda la información sobre el debate en el que enfrentamos a 4 políticos (PP, PSOE, Ciudadanos y podemos) con diez representantes del sector sanitario (OMC, Facme, Semfyc, Semergen, SEMG, Sedisa, CEEM, IDIS, Médicos del Mundo y Plataforma de Pacientes). Hay muchas fotos y va con vídeo. Costó una miaja organizarlo (aquí la mayor parte del mérito corresponde a mi compañera). Encuentros digitales, análisis resumidos de los programas sanitarios electorales, casi diez debates electorales cubiertos...En un mes quizá hayamos hecho 50, 60, 70, qué se yo, noticias sólo vinculadas a las elecciones.
También hemos conseguido (grande de nuevo mi compañera) que Mariano y Pedro (los que, piensas, sí) nos respondan a un cuestionario de respuesta rápida con 20 preguntas sobre la actualidad sanitaria. Aquí, el resultado. En tono menos oficial, enganchamos a diez de los profesionales blogueros 2.0 más reputados del sector sanitario, para que nos escribieran un post con #MiPrioridadEnSanidad. Por cierto, que puedes colaborar contando en twitter, uilizando este hashtag, qué es a tu juicio lo más urgente para mejorar el sistema sanitario. Ya lo ha hecho mucha gente ;)
En mi calendario del curro apunto algunas de las cosas que debo hacer...
Aquí hay sólo unas pocas de las del mes pasado
Al margen del curro (a todo lo citado anteriormente añádele el volumen rutinario de trabajo) hay una cosa que me está dando muchas alegrías, pero que me ha tenido algo más que tensionado tras el verano. Un puñado de locos amigos y conocidos fundamos hace algo más de un año la Asociación de Comunicadores de Biotecnología (AcB). Hacemos todo el ruido que podemos, y hace unos días hemos celebrado nuestro I Congreso Nacional, #BioComunica15.
No sabéis (o quizá sí) el carajal que supone coorganizar un congreso. Me quito el sombrero con varios de mis compañeros en la AcB. Cada uno tenemos nuestro curro, familia, vida social y ocupaciones múltiples, así que montar un congreso (con un programa bien majo, todo sea dicho) en pocos meses nos ha supuesto un esfuerzo del 15. Eso sí, bien satisfechos que nos hemos quedado: todo salió muy bien y la recepción fue buena. Casi acaba con mis nervios ;)
Por si os interesa, aquí os dejo un resumen de lo que dio de sí BioComunica15y el storify para que veáis la repercusión en redes sociales.
Moderando una de las mesas del congreso BioComunica15
Como entre Diario Médico y la AcB me sobraba tiempo para tocarme las narices, en el curro me ofrecieron hacer un curso de redes sociales, periodismo móvil y edición de vídeo (lo cual se agradece mucho, por cierto). Online. Pues bien, el curso me está gustando mucho, y estoy aprendiendo, pero cuesta aprovecharlo cuando sólo tienes las noches para dedicarle tiempo a un aprendizaje y un desarrollo que requieren de muchas horas.
Aquí ando estos días, entregando trabajos como puedo, leyendo bibliografía en la medida que buenamente soy capaz, respondiendo en foros, aportando contenidos, y manejando decenas de aplicaciones móviles que todo buen periodista 2.0 (3.0, 4.0, 5.0...) debe conocer y manejar. Es un poema verme a la 1 de la noche, medio dormido, trasteando con periscope, swarm, hyprlapse, phonto, layout... El curso acaba a finales de enero. A ver si llego.
En éstas ando estos días. Sencillo, ¿eh?
Básicamente, son estas tres patas (especial elecciones, congreso de la AcB y curso online) las que se han sumado en los últimos meses a mi ya de por sí ajetreada vida, y la han acogotado tanto que hay días en que pienso que no doy más, y que el chicle se va a romper de tanto estirarse. Pero, oye, que no se rompe. Y que no se rompa...
El caso es que aquí seguimos... #EleccionesDM ya está muy desarrollado (continuará tras el 20-D, claro), BioComunica15 ya se ha celebrado, y sólo me queda poder con el curso online para volver, espero, a mi vida estresante de antes. Entre otras cosas, espero poder sacar un rato para escribir mi (quinta, creo) colaboración con Canciones de buen rollo, simpar blog en el que de vez en cuando vierto mis desvelos melómanos.
Porque, oiga, todo suma y el vaso amenaza con desbordarse. Que uno (y esto que viene a continuación nos pasa a muuuuchos) tiene una pareja que también está hasta arriba (freelance y trabajadora autónoma, échale), dos hijos pequeños que no siempre regalan noches apacibles, amigos tristemente descuidados, aficiones más que desatendidas, inquietudes en obligado stand by...
Pues nada, que siga el rocanrol. Pero con alguna balada, por ejemplo de los Scorpions, que de verdad que no doy más de sí. Lo justo para acabar este post casi a la 1 de la madrugada ;)
Hace algo más de un año, presentábamos en sociedad la Asociación de Comunicadores de Biotecnología (AcB). Pasados unos primeros meses de trabajo interno, a lo largo de este año hemos consolidado actividades, especialmente los #cafebiotec y los #beertechnology, y hemos dedicado bastante tiempo, en especial tras el verano, a poner a punto el primer congreso nacional de la asociación. Y oiga, que ya somos unos cuantos socios, más allá de los fundadores ;)
Hemos hecho muchas otras cosas, pero hoy he venido a hablar de nuestro libro. El congreso, vaya.
Se celebrará el 11 de diciembre en el Parque Científico de Madrid (PCM), a cuya gente, por cierto, y especialmente a Susana, le debemos unas cuentas cañas por su ayuda en todo este camino. Es un viernes, empieza a las 9:30 y acaba sobre las 18:00. El programa ya está cerrado, salvo sorpresas, y la verdad es que nos ha quedado bastante apañado. Aquí podéis echarle un ojo al contenido. Para apuntarte, tardas un minuto en hacerlo desde aquí. Venga, que yo creo que merecerá la pena.
Chulo el programa (si lo veis...), ¿que no?
Nos acompañarán, entre muchos otros, los colegas de la ANIS y la AECC y la gente de la patronal de bioempresas Asebio, que abrirán fuego poniendo sobre la mesa los retos para mejorar la comunicación de la biotecnología en España. Después, a lo largo de todo el día, ponentes de lo mejorcito del sector nos echarán un cable para desgranar estos retos en varios ámbitos de la comunicación: medicina personalizada, financiación de la bioeconomía, creatividad en la divulgación, el día a día en los centros de investigación, la realidad de los medios de comunicación...
Tenemos varias guindas: una charla con el caso práctico de la comunicación en el CSIC, una despedida entre risas (científicas) con la gente de Famelab, una cena final abierta a quien guste para comentar la jugada entre cervezas (que se celebrará en la sede de la escuela de negocios Aliter, a la que, por cierto, también le debemos mucho en el último año)...
En el congreso hablará mucha gente buena. Varios de ellos amigos: Óscar Menéndez, Ainhoa Iriberri, Xavier Granda, Dani Mediavilla... Y, para rematarlo, hasta yo modero una de las mesas: algo malo tenía que tener el congreso ;) Por cierto, el hashtag para seguir los prolegómeno del congreso, su minuto a minuto, y lo que surja después, es #BioComunica15.
No os entretengo más. Si te interesa, estás libre en Madrid ese día y si puedes desprenderte de unos pocos euros, nos vemos el día 11 en el congreso. Nos vendrá de lujo cualquier difusión, así que, si lees este post y tienes afinidad por la divulgación científica, por la comunicación y la biotecnología, dale un meneo a esta entrada, o al programa del congreso, o a la asociación en sí.
Que sí, que ya dejo de pedir y de vender la burra ;) Hasta otra...
Este viernes estuve en un debate sobre homeopatía, organizado por la Fundación Aldebarán con la colaboración de Boiron. Debo decir, por cierto, que el acto estuvo ligeramente inclinado a darle una oportunidad a la alternativa ideada por Samuel Hahnemann hace un porrón de años. Dos detractores y dos defensores
de la homeopatía debatieron sobre esta alternativa, con
resultados conocidos: falta de acuerdo y dificultad para conciliar opiniones y
extraer resultados positivos para la ciencia y la medicina. Sin reglas
compartidas, sin igual evaluación y sin regulación homogénea, el debate tiende a ser
fútil.
No voy a hacer una apología del #NoSinEvidencia, ni a criticar la homeopatía. Baste decir, aunque huelga para quien me conozca, que estoy a favor de lo primero y, a día de hoy, en contra de lo segundo. En twitter, con el hashtag #debatehomeopatía, puedes hacerte una idea de lo que se dijo en el debate (aunque no fuimos muchos los que lo utilizamos). Me ciño a un resumen de lo comentado.
El médico de Familia Vicente Baos, el bioquímico José Miguel Mulet, el
también médico Sergio Abanades y el investigador británico Peter Fisher (los
dos primeros como detractores, los dos segundos como defensores) intentaron
aportar luz entre la polémica. Poco acuerdo: ambos 'frentes' defienden
evidencias científicas, pero la falta de regulación, evaluación y uso de reglas
compartidas dejan a la homeopatía en una posición compleja, en una "nada
en busca de explicación", como dijo Baos.
Evidencia es la
palabra clave y la que más desencuentro genera; hasta que los resultados
publicados por la homeopatía no logren apoyo de la evidencia científica que
sirve de base a la medicina moderna, parece difícil el consenso clínico que la
vea como alternativa válida. Si demostrara funcionar según los parámetros exigidos a las demás opciones terapéuticas, no serían pocos (no todos) los que la acogerían, con mayor o menor escepticismo, como bien se ha admitido en el debate. Lo que tiene poco sentido es que, con toda la controversia que genera, con un rechazo mayoritario entre clínicos y sin demostrar todo lo que debe, esté disponible tan fácilmente.
Baos abrió fuego en el debate, negando base científica o terapéutica a la homeopatía,
tachándola de "pseudociencia, aunque se vaga de herramientas de análisis científico".
Matizó que quizá no se puedan negar sus beneficios (similares s los del
placebo, por ejemplo), pero dijo que carece de base clínica. Y dejó un
recado al Gobierno: "O es pusilánime o es ignorante", en referencia
al proyecto de regulación propuesto por Ana Mayo y abandonado hasta el momento. Tema que, por cierto, no se tocó en el debate: una pena.
Abanades, por contra, cree que
la homeopatía acumula evidencias comparada con placebos, en ciencia básica, modelos animales,
celulares e in vitro, e incluso reproducidas en voluntarios sanos: "Hay
ensayos clínicos que demuestran su eficacia, aunque sean estudios pequeños que
deban ser reproducidos. Hay más que indicios".Y continuó: "En estudios
observacionales, los pacientes funcionan más o menos igual que con la medicina
convencional, pero con menos visitas médicas y menos necesidad de utilizar
medicamentos convencionales". La entiende como complemento y elemento
integrador, "siempre utilizada pormédicos y mediante el rigor científico".
Aquí puedes leer, el estudio más citado en el debate por los defensores, un Plos One sobre homeopatía VS fluoxetino en mujeres posmenopáusicas con depresión, publicado este mismo año. Que cada uno saque sus conclusiones... Añado enlace a la Cochrane, que también fue muy citada en el debate.
Joaquín Casariego, de la Fundación Aldebarán, con los cuatro participantes en el debate:
Vicente Baos, José Miguel Mulet, Sergio Abanades y Peter Fisher.
En su turno, Mulet incidió en los métodos que utiliza la
medicina para incorporar armas terapéuticas: "Si cumpliera con todo lo que
se le pide a otro medicamento, será una herramienta más. Pero no lo
cumple". Pidió lo lógico, "jugar con las mismas reglas", y criticó
que los métodos homeopáticos "funcionen al revés que los médicos:
comercializan y luego hacen estudios, en vez de estudiar, evaluar y
comercializar". En su opinión, algo que admitió en parte Fisher, la
homeopatía se basa más en demanda y apoyo social que en evidencia clínica.
Fisher cree que hay un problema, y
no le falta razón: "El debate genera más humo que luz". Pidió concentrarse en hechos, y defendió evidencias en torno a los efectos a
largo plazo de las diluciones de principio activos que sustentan la práctica
homeopática. Además, cree que "es falsa la no existencia de evidencias en
estudios comparativos con placebo". Si se utilizan con medicina
convencional, "hay pruebas consistentes de eficacia, reflejadas en los
sistemas sanitarios alemán y francés, por ejemplo".
Buena parte del debate
con desencuentros quedó protagonizado por la validez, o no, que los
participantes conceden a estudios publicados. Diseño, sesgo, selección, tamaño
muestral, reproductibilidad… Son algunos de los aspectos que pidió Baos en
estudios sobre homeopatía. También recordó que (por lo general) sólo se
aprueban los fármacos que demuestran mecanismo de acción, algo que la
homeopatía no ha logrado demostrar. Sobre los posibles resultados en conjunción con la medicina, negó eficacia, y dijo que son la labor farmacológica y las ganas de
curación del paciente lo que realmente dan los resultados.
Abanades, por contra, ve "hechos
contrastables: la homeopatía ultradiluye en medicamento, se controla con placebo,
se publica en revistas de amplio impacto, con metanálisis, da resultados
claramente diferenciados del placebo". La epigenética y la neuroimagen, añadió, pueden ayudar a entender los hipotéticos efectos de la homeopatía: hay
demostración también in vivo". Reconoció no saber qué pasa en el
proceso de hiperdilución, "áreas grisesde conocimiento", pero defendió "claras pruebas de
mecanismo de acción".
¿Conclusiones? No muchas, la verdad. Unos creen, otros no, y la razón científica parece seguir, hasta que se demuestre lo contrario, con éstos últimos.